miércoles, 31 de octubre de 2012

MAESTRÍA EN YOGASANA - part VI: "Cómodo en la incomodidad"

Muchas personas fijan su atención en pasado o en el futuro para evitar experimentar el presente, la mayoría de las veces porque ese presente es doloroso o difícil de soportar. En la clase de Yoga muchos estudiantes creen que sólo tienen que "apretar los dientes y aguantarse" hasta que el profesor les diga que vuelvan del asana. Esto es considerar al Yoga como una pura gimnasia y por ello es una actitud equivocada. El dolor está ahí para enseñarles algo, porque la vida está repleta de dolor. Sólo en la lucha hay conocimiento. Sólo cuando hay dolor verás la luz. El dolor es tu guru. Igual que experimentamos felizmente los placeres, también debemos aprender a no perder nuestra felicidad cuando llega el dolor. De igual manera que vemos el bien en el placer, debemos aprender a ver el bien en el dolor; aprender a estar cómodos incluso en la incomodidad. No debemos salir huyendo del dolor, sino atravesarlo e ir más allá. Eso es cultivar tenacidad y perseverancia, una actitud espiritual respecto al Yoga. Ésa es también la actitud espiritual hacia la vida.

Igual que los códigos éticos del Yoga purifican nuestras acciones en el mundo, asana y pranayama purifican nuestro mundo interior. Utilizamos esas prácticas para aprender a soportar y superar los dolores y aflicciones inevitables de la vida. Las prácticas yóguicas nos enseñan hasta que punto puede nuestro cuerpo soportar el dolor y cuanta aflicción puede tolerar la mente. Como el dolor es inevitable, asana es un laboratorio en el que descubrimos cómo tolerar el dolor inevitable y cómo transformar el dolor que puede ser transformado. Las asanas nos ayudan a desarrollar tolerancia en el cuerpo y la mente para así poder soportar el estrés y la tensión con más facilidad. En otras palabras, el esfuerzo y sus dolores inevitables forman parte esencial de lo que las asanas nos enseñan. Por ejemplo, los estiramientos hacia atrás nos permiten ver el valor y la tenacidad de las personas. Las asanas de equilibrio sobre los brazos enseñan y cultivan la tolerancia. Si puedes adaptarte y equilibrarte en un mundo que está siempre en movimiento y es inestable, sabrás cómo tolerar el cambio y la diferencia permanente.

Se necesita resistencia para permanecer en un asana. Para dominar un asana se necesita paciencia y disciplina. Ya hemos visto que hay que reposar en el posar; hay que crear relajación al igual que la cantidad justa de tensión. Esta relajación puede empezar soltando el estrés acumulado en las sienes y en las células del cerebro. Eso desestresa la carga del cerebro, soltando los ojos y las sienes, lo que a su vez descarga el estrés de los nervios y de las fibras musculares. Así es cómo podéis convertir un dolor insoportable en otro soportable, que os permitirá contar con el tiempo y el espacio en los que finalmente acabaréis dominando el asana y erradicando el dolor. 

Para alcanzar la libertad hay soportar el dolor. Esto también vale para la vida. La práctica no trata sólo de sensaciones agradables; trata de percepción consciente, y ésta nos lleva a darnos cuenta y a entender tanto el placer cómo el dolor.

 mulabandhasana

Al principio el dolor puede ser muy intenso porque el cuerpo se nos resiste. Al abandonarnos aél ablandamos el cuerpo, y poco a poco va disminuyendo. Pero si cuando somos ya más diestros resulta que el dolor agudo regresa en un momento en que no debería hacer acto de presencia, lo más prudente es dejar el asana durante un rato y pensar en qué ha ido mal. El dolor sólo aparece cuando el cuerpo no entiende cómo hacer el asana, que es lo que sucede al principio. En cambio, en la postura correcta no hay manifestación dolorosa.

La inteligencia debe tener intimidad con el cuerpo. Debe hallarse en estrecho contacto con él y conocerlo bien. Cuando no existe intimidad entre la mente y el cuerpo aparece la dualidad, hay separación y no integración. Cuando experimentas dolor entras en estrecho contacto con la parte que resulta dolorosa, para así poder ajustarla y disminuir el dolor y sentir ligereza. El otro lado de la ecuación del dolor es comprender que el dolor hace que concentremos nuestra atención en la zona afectada. Si soltamos la tensión del cerebro, la atención muestra el camino para disminuir y luego erradicar la fuente del dolor. De ese modo, el dolor puede ser un gran maestro que nos educa cómo vivir con él finalmente decirle adiós.

No se trata de que el Yoga sea el causante de todo ese dolor; el dolor ya estaba ahí, oculto. Hemos vivido con él o aprendido a no ser conscientes de su existencia. Es como si el cuerpo estuviese en coma. Cuando empiezas con el Yoga, los dolores no reconocidos emergen a la superficie. Cuando somos capaces de utilizar nuestra inteligencia para purificar nuestro cuerpos, entonces los dolores ocultos se dispersan. Mientras exista rigidez corporal y mental, no habrá paz. Los errores internos, como forzar, actuar sin observar, tensar la garganta y bloquear los oídos, crean hábito, y ese hábito da paso a la falta de percepción consciente, a comprensión, pesadez, tirantez, desequilibrio y dolor. Por ejemplo, cuando los músculos atrofiados vuelven a la vida aparecen los dolores del renacimiento.

Cuando hay dolor es que debe existir una razón para ello. El objetivo no es mantener un asana dolorosa a toda costa o tratar de dominarla antes de tiempo. El objetivo es realizar el asana con la mayor intensidad de inteligencia y amor posibles. Para logralo es necesario aprender la diferencia entre dolor "apropiado" y dolor "equivocado". 
El dolor apropiado no sólo es constructivo sino también estimulante e implica un reto, mientras que el dolor equivocado es destructivo y provoca un sufrimiento agudísimo. El dolor apropiado es para nuestro crecimiento y nuestra transformación física y espiritual. El dolor adecuado suele notarse como  una sensación de alargamiento y reforzamiento graduales y debe diferenciarse del dolor equivocado, que a menudo es una sensación aleccionadora súbita y aguda mediante la que el cuerpo nos dice que hemos ido más allá de nuestras capacidades presentes.

El desafío del Yoga es ir más allá de nuestros límites, dentro de lo razonable. Aplicamos continuamente el marco mental utilizando el lienzo del cuerpo. Es como si estirásemos un lienzo y creácemos una superficie mayor para pintar. Pero debemos respetar la forma presente de nuestro cuerpo. Si estiramos demasiado o demasiado rápido rasgaremos el lienzo. Si la práctica de hoy perjudica a la de mañana, entonces no es una práctica correcta. 

Muchos profesores de Yoga piden que ejecuten las asanas con facilidad, comodidad y sin ningún estrés ni esfuerzo. Eso acaba dejando al practicante viviendo dentro de los límites de su mente, con el inevitable miedo, apego y mezquindad. Sí, es cierto que a veces experimentamos dolor durante nuestra práctica al esforzarnos y ejercitar la voluntad. El Yoga tiene por objeto la purificación del cuerpo y su exploración, así como el refinamiento de la mente. Eso requiere fuerza de voluntad, tanto para observar como para soportar el dolor físico sin agravarlo. Sin cierta cantidad de estrés no puede experimentarse la auténtica asana, y la mente permanecerá encerrada en sus limitaciones, sin traspasar sus propias fronteras.

Fuente: "Luz sobre la vida" - B.K.S. Iyengar




domingo, 28 de octubre de 2012

TITTHIBASANA - postura y efectos


NOMBRE: titthiba = es un insecto del tipo de las luciérnagas.

BENEFICIOS: estira la columna vertebral hacia delante, contrae los pulmones y músculos abdominales. Fortalece manos y muñecas. Desarrolla equilibrio. Estimula los órganos abdominales. Estira los músculos isquiotibiales y abre las caderas flexibilizándolas.

ADVERTENCIA: la técnica de asana debe ser aprendida con un instructor calificado.

UTTHITA SURYA YANTRASANA - postura y efectos


NOMBRE: utthita = elevado, extendido, estirado; surya = Sol; yantra = compás, diagrama.

BENEFICIOS: desarrolla la concentración y el equilibrio. Flexibiliza y abre las caderas. Estira profundamente los músculos isquiotibiales, fortalece piernas, tobillos y pies. Abre los hombros.

ADVERTENCIA: la técnica de asana debe ser aprendida con un instructor calificado.

SALAMBA SIRSASANA B - postura y efectos


NOMBRE: salamba = con soporte; sirsa = cabeza.

BENEFICIOS: actúa sobre cuatro glándulas importantes, hipófisis, pineal, tiroides y paratiroides; disipa la ansiedad, nerviosismo, fatiga, miedo, falta de energía. Ayuda a reencontrar el peso normal, por su acción sobre la tiroides, mejora la vista, ayuda a vencer el insomnio, combate la depresión y la falta de autoconfianza.
La circulación de retorno se ve favorecida y la sangre oxigenada afluye en abundancia hacia la región superior. Elimina dolores de cabeza, mejora la memoria y la concentración.
Ayuda en trastornos de hígado y bazo, problemas de estreñimiento, asma y garganta congestionada. Cura el prolapso, es rejuvenecedora.

ADVERTENCIA: la técnica de asana debe ser aprendida con un instructor calificado.

sábado, 27 de octubre de 2012

MAESTRÍA EN YOGASANA - Part V: "Equilibrio y armonía"

A través del Yoga puede desarrollarse un equilibrio perfecto entre ambos lados del cuerpo. Todos nosotros empezamos desequilibrios, favoreciendo un lado u otro. Cuando un lado es más activo que el otro, el activo debe convertirse en el guru del inactivo para conseguir que sea igualmente activo.
La precisión en la acción llega cuando el desafío de un lado del cuerpo queda equilibrado por un contradesafío igual del otro lado. Eso enciende la luz del conocimiento. Es necesario mantener el equilibrio utilizando la inteligencia el cuerpo (tanto instinto como sensación y habilidad), pero no por la fuerza. Cuando se mantiene el equilibrio por la fuerza se trata de acción física; cuando se utiliza la inteligencia corporal, se trata de relajación en la acción. La ecuanimidad es armonía, y solo se puede aprender a partir de esa ecuanimidad.

Busca el equilibrio consciente en todas las posturas observando las diferencias entre derecha e izquierda, así como la intensidad del estiramiento plano a plano, miembro a miembro, músculo a músculo, articulación a articulación, y de arriba abajo, de lado a lado y de delante atrás. Crea un estiramiento parejo, una estabilidad pareja, un espaciado parejo, una intensidad de movimiento pareja. Para alinear una parte del cuerpo hay que trabajar con todo el cuerpo. En cada asana o en pranayama hay que saber cual ha de ser la función o el estado en cada parte del cuerpo, si ha de estar activa o pasiva, estable o móvil. Al realizar asanas ninguna parte del cuerpo debe permanecer ociosa, y tampoco hay que descuidar ninguna. Si, por ejemplo, estiras la pierna derecha, no deberás olvidar la izquierda. Por el contrario, debes poner atención en que la pierna izquierda permanezca estable. Esta acción complementaria libera la pierna derecha para que esta puede moverse con facilidad. Extiende allá donde el cuerpo no esté en movimiento. Si transpiras de un lado, deberás transpirar igualmente del otro.

Si el contacto entre el cuerpo y el suelo -la base- es buena en cada asana, esa asna se ejecutará bien. Siempre hay que poner atención a la base: hay que estar atento a la parte que está más cerca del suelo. Primero hay que corregir desde la raíz. Las posturas de pie tienen por objeto empezar a proporcionar esa base para la vida. Refuerzan tobillos y rodillas. Esa posturas enseñan cómo mantenerse derecho, de manera que el cerebro pueda flotar en su posición. Los pies son como la raíz de un árbol. Si uno no puede permanecer de pie de manera adecuada, desarrolla una actitud negativa frente a la vida, y el yoga que practica también se torna inestable. Cuando la estabilidad se convierte en un hábito, enseguida se manifiesta madurez y claridad. La estabilidad requiere equilibrio.

El equilibrio no significa meramente equilibrar el cuerpo. El equilibrio en el cuerpo es la base del equilibrio en la vida. Uno debe encontrar equilibrio en cualquier postura que esté, o en cualquier circunstancia que le presente la vida. El equilibrio es el estado del presente, el aquí y ahora. Si te equilibras en el presente estás viviendo en la eternidad.Cuando el intelecto está, estable no hay pasado ni futuro, sólo presente. No vivas en el futuro; sólo el presente es real. La mente te lleva constantemente al futuro, planeando, preocupándose e interrogándose. La memoria te lleva al pasado, cavila y se lamenta. Sólo el Sí.mismo te lleva al presente, porque lo divino solo puede experimentarse en el ahora.

Es necesario hallar la línea media en cada asana, de manera que la energía quede distribuida de forma adecuada. Cuando uno vacila, apartándose de la línea media, entonces se dirige hacia el pasado o el futuro. La ascensión vertical es el futuro; el descenso vertical es el pasado. La horizontalidad es el presente. El presente es el asana perfecta. Cuando creas apertura horizontal, el futuro y el pasado se encuentran en el presente. Por eso la extensión y la expansión dinámicas te permiten hallar el equilibrio y vivir de manera más plena en el presente mediante tu cuerpo.En asana hallamos equilibrio e integración en las tres dimensiones del espacio, pero también hallamos equilibrio e integración en la cuarta dimensión, la del tiempo.

Los sabios de antaño dijeron que la clave de la vida era el equilibrio. Equilibrio en todas las capas de nuestro ser. ¿Pero qué se supone que hemos equilibrar? La respuesta radica en las tres cualidades de la naturaleza, llamadas guna. Estas tres cualidades deben hallarse en equilibrio en tu práctica de asana y en tu cuerpo, mente y alma. Podrían traducirse como solidez, dinamismo y luminosidad.
La esencia de la naturaleza son los cambios, una expresión y reexpresión sin fin de ella misma. Es a causa de los gunas, de las tres fuerzas complementarias emergiendo de la raíz de la naturaleza en el momento de la creación. Comprender los gunas, esas tres fuerzas de la naturaleza, es importante para alcanzar el éxito en tu práctica de yogasana y en tu viaje interior hacia el Alma Universal.

Tan pronto como se manifiesta la naturaleza, se mueven las tres fuerzas complementarias. Son "tamas" (masa o inercia), "rajas" (dinamismo o capacidad de vibrar) y sattva (luminosidad o la cualidad de luz).
Pasemos a un ejemplo práctico. En asana, intentamos abordar la masa de nuestro cuerpo basto, romper las moléculas y dividirlas en átomos que permitirán que nuestra visión profundice en el interior. Nuestro cuerpo se resiste. Es terco. No se moverá. ¿Porqué? Porque en el cuerpo predomina tamas. Así debe ser. El cuerpo necesita masa, los huesos necesitan densidad, y los tendones y músculos necesitan solidez y firmeza. Es deseable tener la carne firme, no floja.
La densidad ósea es una virtud,  pero en el cerebro es un vicio. Ya hemos oído decir: "Es un cabeza dura". Porque en el cerebro y en el sistema nervioso debe predominar rajas (dinamismo y capacidad de vibrar), y la densidad es es una desventaja. Mientras que la mente es de naturaleza rápida, mercúrica y escurridiza, el cuerpo tiende a la pesadez, la inercia y la pereza. El exceso es molesto; un cuerpo excesivamente musculoso es como un coche muy grande con un motor pequeño; sólo logrará ser más lento. Y lo que es todavía peor: necesitará más energía para superar la inercia que para cobrar velocidad.

Respecto a la práctica de asana, eso significa que al principio necesitamos esforzarnos más porque la resistencia es mayor. De los aspectos de asana, esfuerzo corporal y penetración mental, ésta última es la más importante. Nuestra meta es la penetración mental. pero al principio, para poner las cosas en marcha, no hay más remedio que sudar. Pero una vez que hay movimiento y luego impulso, empieza la penetración. Cuando el esfuerzo se torna no-esfuerzo, asana alcanza su nivel más elevado. Pero claro está, se trata de un proceso lento, y si interrumpimos nuestra práctica, la inercia vuelve a reafirmarse. En realidad, lo que estamos haciendo es infundir una vibrante energía en la materia densa. Por eso la práctica buena conlleva una sensación de ligereza y vitalidad.

Debemos tener claro que la cuestión principal es el lograr una proporción y un equilibrio adecuados en los gunas.
Tamas proporciona densidad y masa, y cuando esas cualidades exceden nuestras necesidades, lo llamaos torpor e inercia. Una masa inerte no puede energizarse con rajas.
El aspecto negativo de rajas es turbulento, frenético y agitado. Lo que buscamos es una mente rápida, no una mente agitada. También queremos una mente tranquila y clara, que nos lleve a sattva. La verdad es que experimentamos muy poco sattva como para conocerlo bien. La solidez de tamas y el movimiento llamativo de rajas eclipsan nuestra visión. En un mundo de objetos y excitación sensorial, tamas y rajas reinan supremos. Pero si podéis llegar al Yoga con el deseo de aprender cómo relajarse de verdad y no obstante permanecer alerta, en realidad estaréis diciendo que os gustaría que sattva desempeñase un papel más importante en vuestra vida. Para describir sattva utilizamos la palabra luminosidad, que es la cualidad interior y serena de la luz. Esa cualidad es la que intentamos elevar e integrar en nuestro interior. La luminosidad es clara, está atenta y tranquila.

La interrelación de esas tres fuerzas es de importancia capital en tu práctica yóguica. Has de aprender a identificarlas y observarlas a fin de poder ser capaz de ajustar y equilibrar sus proporciones, y al penetrar en el interior, elevar la belleza de sattva a la superficie. Gracias a esa habilidad puede evitar el dolor y curar dolencias que estén en etapas de manifestación mental, emocional o física.

Fuente: "Luz sobre la vida" - B.K.S. Iyengar.

miércoles, 24 de octubre de 2012

HATHA YOGA - Serie Rishikesh - part 1

La serie Rishikesh es un conjunto de 12 asanas madres las cuales se llaman de esta manera por el lugar en el Himalaya donde se originan.

Enseñada por Swami Sivananda, esta serie no es solo de estiramiento sino que también se abren los chakras. Aumenta la fuerza de la columna vertebral, fortalece los huesos, el sistema circulatorio e inmunológico. Acompañado de pranayama las asanas pueden calmar la mente y quitar el estrés, con la práctica regular se puede garantizar la salud física y mental e incluso la prevención de enfermedades como diabetes, hipertensión y artritis.

En la práctica de Hatha Yoga, es muy importante trabajar de acuerdo con un patrón y secuencia.

La secuencia que describe Swami Sivananda, es una comprensiva serie de asanas y calentamientos, basado en un fundamento científico sólido.


La Serie Rishikesh es diseñada para mantener la propia curvatura de la espina dorsal y mantener los sistemas del Cuerpo Saludables. Durante la secuencia todo el cuerpo se dobla, se estira y tonifica. Cada asana intensifica la anterior, también la contrarresta y balancea.


Antes de comenzar la serie, se realiza pranayama y se ejecutan de seis a doce rondas del Surya Namaskara para calentar el cuerpo, luego se trabaja con la secuencia de posturas:


 Surya Namaskara por Swami Vishnu Devananda
 Serie Rishikesh por Swami Vishnu Devananda

ASHTANGA VINYASA YOGA - Yogachikitsa, serie primaria


Fuente: "Ashtanga Yoga As It Is" por Matthew Sweeney

VINYASA KRAMA YOGA - Chandra Krama


Fuente: "Vinyasa Krama" por Matthew Sweeney

ASHTANGA VINYASA YOGA - Nadi sodhana, seire intermedia


Fuente: "Ashtanga Yoga As It Is" por Matthew Sweeney

miércoles, 17 de octubre de 2012

SRI TIRUMALAI KRISHNAMACHARYA

Sri Tirumalai Krishnamacharya es el padre del Yoga moderno tal y como lo conocemos hoy. Por mandato de su Guru debió abandonar su retiro en los Himalayas y sus deseos de ser un Sannyasin, y difundir y re-descubrir al mundo la Ciencia Yoga, cuya práctica y conocimientos estaban cayendo en el olvido. Fué un gran erudito, innovador y estudioso del Yoga y tuvo una gran reputación como Maestro y Yogaterapeuta. Enseñó y dictó clases hasta el final de su vida, a los 100 años de edad. Algunos de sus discípulos más famosos, y de quienes surgieron los métodos más difundidos en la actualidad, basados en las enseñanzas de Krishnamacharya son: B.K.S. Iyengar, Sri K. Patthabi Jois, Srivatsa Ramaswami, T.K.V. Desikachar y Mataji Indra Devi.
El siguiente video fue filmado en 1938, y puede verse al Maestro con 50 años de edad, realizando una demostración de técnicas yóguicas como asana, bandha y pranayama.

domingo, 14 de octubre de 2012

MAESTRÍA EN YOGASANA - part IV: "Ligereza y libertad"

Cuando se realiza correctamente un asana, los movimientos del cuerpo son suaves, y hay ligereza en el cuerpo y libertad en la mente. Cuando un asana se siente pesada, es un error. Debes intentar insuflar una sensación de ligereza en el cuerpo. Eso puede lograrse extendiéndote mentalmente hacia fuera desde el centro del cuerpo. No pienses únicamente en levantar los brazos, sino en extenderlos hacia fuera en sentido físico, y cuando los estés sosteniendo, vuelve a pensar en extender la inteligencia yendo más allá de tu propio cuerpo. No pienses en ti mismo como en una cosa pequeña, comprimida y sufriente. Piensa en ti mismo como grácil y expansivo, por muy improbable que pueda parecer en ese momento.

Cuando perdemos esa ligereza, nuestros cuerpo se encogen. En el momento en que el cuerpo se encoge, el cerebro se torna pesado y torpe, y uno no ve nada. Se cierran las puertas de la percepción. Debes elevar de inmediato la inteligencia del pecho y abrir la mente. Las esquinas del pecho son pilares y por ello deben ser bien firmes. Encogerse tiene el mismo que un narcótico para el cuerpo. Hundir el pecho derrumba al verdadero Sí-mismo. Como la mente se encoge, el alma también se encoge. La tarea de la columna vertebral es mantener la mente alerta.. Para conseguirlo, la columna debe mantener el cerebro en posición. La columna nuca debe estar caída, sino elevarse hacia el Sí-mismo. De otro modo se ensombrece la luz divina en tu interior.

Cuando uno se extiende en un asana debe mantenerse esta ligereza. Por esta razón digo que en todas las asanas hay que ascender para descender y descender para ascender. Por ejemplo si queremos tocarnos los dedos de los pies, primero debemos estirarnos hacia arriba para abrir la bisagra del centro del cuerpo, y así poder descender. De igual modo descendemos para ascender. Intentamos completar un círculo. Hallar un equilibrio de polaridad, no el antagonismo de la dualidad.


 paschimottanasana

Cuando en el cuerpo hay suavidad y en la mente ligereza, el asana es correcta. La pesadez y la dureza y la dureza indican que el asana es errónea. Siempre que exista rigidez es que el cerebro sobreactúa, y quedas atrapado y encerrado ahí y no hay libertad. Pero al ejecutar desde el intelecto del corazón, con ligereza, firmeza, y al mismo tiempo suavidad, significa que se trata de un estiramiento total, de una extensión total y de una expansión total. El asana realizada desde el cerebro nos hace pesados, mientras que la que se hace desde el corazón nos torna ligeros.

¿Cuándo tiene que ser un asana blanda o cuándo tiene que ser rígida?
En movimiento, los músculos deben ser como los pétalos de una flor, abiertos y suaves. Nunca hay que ser rígido en movimiento; la rigidez solo se adopta una vez adquirida la postura. Al igual que un campesino ara un campo y ablanda el terreno, un yogui ara sus nervios para que puedan germinar y mejorar la vida. Esta práctica del Yoga trata de quitar las malas hierbas del cuerpo para que el jardín pueda crecer. Si el terreno está demasiado duro la vida no puede germinar. Si el cuerpo está demasiado tenso y la mente demasiado rígida, la vida no puede proliferar.

A diferencia de la rigidez, la tensión no es buena ni mala. La vida es sopesar y equilibrar la tensión. Es preciso hallar la cantidad adecuada de tensión en el cuerpo. Esa cantidad adecuada mantendrá toda tu energía en el cuerpo. Demasiada tensión es agresión. Las lesiones son producto de la agresión, de realizar movimientos agresivos, no de hacer Yoga. Pero demasiada poca tensión significa debilidad. En el cuerpo debe haber la cantidad de tensión justa. Hay que llevar vida a todas las partes del cuerpo.

Recuerda: nunca este´s rígido mientras estés en movimiento. Extensión es tensión, pero es distinto de rigidez. La rigidez nos convierte en frágiles y quebradizos, y hace que perdamos el equilibrio. Hay que alcanzar el equilibrio a todos los niveles del cuerpo y del ser.

Fuente: "Luz sobre la vida" - Yogacharya B.K.S. Iyengar.

viernes, 12 de octubre de 2012

MAESTRÍA EN YOGASANA - part III: "El arte de la relajación"

natarajasana
En la postura correcta siempre hay relajación, aunque estés estirado totalmente. En asana hay que equilibrar actividad y pasividad, esfuerzo y relajación. Cuando uno crea extensión y relaja, no hay oscilación mental ni corporal. El equilibrio entre actividad y pasividad transforma el cerebro activo en un testigo. Ello implica mantener pasivo el cerebro y activas las células del cuerpo sin agarrotar los músculos. Cuando sólo hay esfuerzo no hacen más que cargarse los músculos, que se cansan debido al estiramiento excesivo, y aparece la lesión. La mente no está equilibrada cuando la acción es forzada.

Relajación significa soltar la tensión muscular innecesaria que hay en el cuerpo, lo cual permite dar firmeza al cuerpo interior y que la mente se serene. ¿Pero cómo experimentar esta paz cuando uno está luchando con el cuerpo? ¿ Cómo experimentar esta serenidad cuando uno siente dolores y molestias al aprender el asana?. Ofreceremos algunas claves acerca de cómo relajarse en un asana, como aligerar el cuerpo y como evitar la rigidez y la dureza.

Empieza el asana soltando el aire hasta que sientas un sereno estado de silencio en las células y en el sí-mismo. Inspirar es tensión, espirar es libertad. Hay que realizar todos los movimientos con la espiración. La espiración purga el estrés y la tensión del cuerpo.
Tras realizar el asana, y si quieres estirarte más profundamente, espira y estírate de nuevo. Reajustar el asana tras la espiración opera en el cuerpo orgánico interno, mientras que si se hace al inspirar opera en el cuerpo físico externo. Aunque un asana final puede juzgarse de manera objetiva sólo desde exterior, está mantenida desde el interior. Después de lograr la postura final hay que aprender a soltar el esfuerzo y la tensión de los músculos, y trasladar la carga a los ligamentos y articulaciones para que puedan sostener el asana con firmeza sin que la respiración haga vacilar el cuerpo.
Concéntrate en la relajación al mantener el estiramiento, sin apretar nada, sino relajando y abriendo. Así se relaja tanto el cerebro como el cuerpo. También debes relajar el cuello y la cabeza. Si mantienes pasiva la piel posterior del cuello y la lengua blanda es que no hay tensión en el cerebro. Eso es silencio en la acción. En cuanto aprendas a relajar lengua y garganta, sabrás como relajar el cerebro, porque también existe una conexión entre la lengua, la garganta y el cerebro. 
Mira al Alma, no al ego. Si tienes la garganta tensa mientras haces asana o pranayama, es que lo estás haciendo con el cerebro egoísta en lugar de con el cuerpo. No aprietes los dientes o estarás "apretándote" el cerebro.

Mientras mantienes el estiramiento fíjate también en los ojos. La tensión ocular afecta también al cerebro. Si los ojos están quietos y silentes, el cerebro está quieto y pasivo. El cerebro solo puede empezar a aprender cuando empieza a relajarse. Cuando el cerebro está tenso y nervioso, aparece el caos y el cerebro no comprende nada. Los ojos están cerca del cerebro y su comportamiento refleja el estado de éste. Comprimir los ojos bloquea el cerebro y aumenta la tensión, si están anchos y abiertos el cerebro está dispuesto y receptivo. Si los ojos están tensos, el cerebro es el que hace el asana, y no el cuerpo. Si miramos con tensión en los ojos significa que nuestros nervios ya están agotados y que nos estamos esforzando de manera innecesaria, lo que hace que perdamos energía. En la práctica de asna tratamos de generar y estabilizar nuestra energía, de mantenerla y no desperdiciarla de modo innecesario. 

Mantén los ojos abiertos y relajados y que a el mismo tiempo miren hacia atrás durante la práctica. Ese mirar hacia atrás educa a los ojos a mirar hacia el interior y te permite observar tu cuerpo y tu cerebro. Sentir es mirar, mirar es sentir. Has de sentir con los ojos abiertos. Si los ojos mirara externamente en lugar de internamente, entonces no hay integración.
 nirl sirsasana
Cuando dirigimos nuestra vista hacia el frente desde la esquina de la sien en su campo de visión normal, el cerebro frontal está analizando. Pero cuando aplicamos nuestras visión ocular desde la parte de atrás de la sien, cerca de la oreja, se pone a trabajar el cerebro posterior y desarrolla síntesis. El cerebro frontal puede desmantelar a causa de su poder de penetración. El cerebro posterior es holístico y recompone. Si te cuesta imaginarlo no tienes más que pensar en lo que sucede cuando la vista se concentra en lo que tienes delante, pero tu auténtica percepción repasa todo el volumen espacial que te rodea. Ésta es la visión holística meditativa.

A l trabaje en asana, si la acción se "realiza" únicamente a partir del cerebro frontal, bloquea la acción reflexiva del cerebro posterior. La forma de cada asana debe ser reflejada hacia el cuerpo de sabiduría, para su reajuste y realineación, mientras que si se realiza asana de manera mecánica desde el cerebro frontal, la acción solo se siente en el cuerpo periférico y no existe sensación interna., no hay ninguna luz interior resplandeciente. Si el asana se leva a cabo en relación continua con la parte posterior del cerebro, existirá una reacción frente a cada acción y habrá sensibilidad. Entonces la vida no sólo es dinámica, sino que también está electrizada de fuerza vital.

La relajación empieza desde la capa externa del cuerpo y penetra las capas profundas de nuestra existencia. El detalle y la precisión del cuerpo conducen al dominio del arte de la relajación. Quien conoce el arte de la relajación también conoce el de la meditación. 


Fuente: "Luz sobre la vida" - Yogacharya B.K.S. Iyengar.

lunes, 8 de octubre de 2012

MAESTRÍA EN YOGASANA - part II: "Extensión y Expansión"

La meta de toda práctica de asana es llevarla a cabo desde el núcleo del ser y extenderse dinámicamente hasta la periferia del cuerpo. Al iros estirando, la periferia, a su vez, envía mensajes al núcleo. Debéis hallar vuestro centro desde la cabeza a los talones, y a partir de ese centro debéis extenderos y expandiros longitudinal y latitudinalmente. Si la extensión tiene lugar a partir de la inteligencia cerebral, la expansión lo hace desde la inteligencia del corazón. Al realizar asana, tanto la inteligencia intelectual como la emocional deben encontrarse y trabajar juntas. Extensión es atención, y expansión es percepción consciente. Es aportar atención y percepción consciente a los confines del cuerpo y activar la piel.

Mientras se practica asana es muy importante desarrollar la sensibilidad de la piel. Hay que crear espacio entre la piel y el tejido subyacente de modo que no exista fricción entre ellos. Los tejidos contienen los nervios motores, y la piel contiene los nervios sensoriales. En un asana deben funcionar entendiéndose entre sí a fin de que la inteligencia circule libremente sin interrupción por el cuerpo. Extensión y expansión tienen su origen en el núcleo del propio ser. Cuando la gente se estira, simplemente se estiran "hacia" el punto que intentan alcanzar, pero olvidan extenderse y expandirse "desde" el lugar en el que están. Cuando uno se extiende y expande no sólo se está estirando "hacia", sino que también se está estirando "desde".

 El estiramiento debe aportar la sensibilidad y experiencia de estar creando espacio en todas direcciones.

Se estira demasiado cuando se pierde contacto con el propio centro, con el núcleo divino. Cada movimiento debe ser un arte. Es un arte en el que el Sí-mismo es el único espectador.. Mantened la atención interna, no la externa, sin preocuparnos de lo que otros estén viendo, sino de lo que ve el Sí-mismo. No os fijéis en cuanto podéis estirar, sino en realizar correctamente el estiramiento. No os concentréis en hasta dónde queréis llegar sino en llegar en hasta donde sea posible con extensión dinámica.

No hay que estirar más de la cuenta, ni menos. Estirar demasiado y demasiado poco son actitudes erróneas: siempre hay que estirar desde la fuente, el núcleo, la base de cada asana. Ese es el arte de la extensión dinámica.  No es el yoga lo que causa lesiones, sino la manera como se practica. En el momento en que el espacio se estrecha significa que está apareciendo la lesión. En el asana correcta no existe estrechamiento, y aunque el cuerpo esté rígido hay que introducir espacio. 



Siempre hay que intentar extender y expandir el cuerpo. La extensión y la expansión aportan espacio, y a su vez el espacio aporta libertad. La libertad es precisión, y la precisión es divina. De la libertad del cuerpo proviene la libertad de la mente y luego la libertad suprema. La libertad suprema hacia la que trabaja el Yoga puede percibirse en nuestros propios cuerpos según los miembros desarrollan independencia, flexibilidad y libertad respecto a los miembros contiguos. Sí, la rigidez y tirantes corporal son como llevar una camina de fuerza o vivir en la cárcel. 

El movimiento de la piel proporciona la comprensión del asana. Es necesario sentir la extensión hasta los límites de la piel. La piel es el cerebro del cuerpo, la que cuenta todo lo que sucede en todas partes. La piel, como un espejo, refleja el estado mental, por ello ha de observarse la calidad de la piel en la práctica. 
Cuando uno se extiende hasta la piel, también está extendiendo las terminaciones nerviosas. Al extenderlas, estas se abren y así pueden expulsar las impurezas acumuladas. Los nervios se sueltan y se relajan. Uno se siente como si estuviese extendiendo la piel, los músculos e incluso los huesos. Practicad asanas creando espacio en los músculos y la piel para que el cuerpo encaje en el asana. Para conseguirlo, todo el cuerpo debe implicarse. Para extender la parte es necesario extender el todo. 
Si el estiramiento es uniforme, por todo el cuerpo, no existirá ningún tipo de tensión. Esto no significa que no hay esfuerzo. El esfuerzo esta ahí, pero este tipo de esfuerzo es exultante; no está presente el estres o la tensión. Interiormente se experimenta un estado de júbilo. Cuando hay tensión, la práctica yóguica pasa a ser puramente física y provoca desequilibrios y juicios erróneos. Uno se siente cansado y rendido, irritado y alterado. Cuando uno deja de tensarse y el cerebro está pasivo, la práctica se convierte en yoga espiritual. Cuando uno se extiende hasta el extremo vive en esa asana y experimenta la alegría de la libertad en dicha asana. Al estirarte siempre debes crear espacio y extenderte desde el centro. La compresión es esclavitud y la expansión es libertad. 

La expansión horizontal y la extensión vertical deben sincronizarse para que uno pueda crear extensión en todas direcciones. La libertad en una postura se manifiesta cuando todas las articulaciones están activas. Seamos íntegros en cualquier postura que realicemos y también en todo aquello que hagamos en nuestras vidas. En las posturas es importante estudiar hasta que punto se extiende nuestra percepción consciente a partir del centro, hasta donde penetra.  Nuestra extensión debe ser una acción única llevada a cabo con atención unívoca. De este modo, la energía de nuestro sistema nervioso fluye como el río. Al crear extensión comprueba si la energía fluye sin interrupción. Allí donde crees extensión estarás dirigiéndote hacia el cosmos. Tu energía se extiende hasta los confines de la piel y mas allá. Extiende la energía del asana a través de tus extremidades. Permite que el río fluya a través de ti. 

La extensión es libertad, y la libertad permite la relajación. Cuando en el asana está presente la relajación, entonces no hay fatiga. No obstante, hay que conocer la diferencia entre relajación y laxitud. En la laxitud hay caos, negligencia y descuido, y por lo tanto el fluir de la energía es errático. En la relajación lo que hay es un ajuste cuidadoso, y por ello la energía es rítmica  Mientras se está relajado en el asana, nos movemos hacia fuera y también permanecemos centrados en nuestro núcleo, creando extensión hacia fuera y penetrando interiormente. Eso es lo que quería decir Patañjali cuando dijo en su segundo sutra sobre asana que "se logra la perfección en asana cuando el esfuerzo por realizarla se torna no esfuerzo y se alcanza el ser infinito interior". 

Fuente: "Luz sobre la vida" - Yogacharya B.K.S. Iyengar. 

sábado, 6 de octubre de 2012

MAESTRÍA EN YOGASANA - part I: "Conciencia Corporal"

Creemos que la inteligencia y la percepción sólo tienen lugar en nuestros cerebros, pero el Yoga nos enseña que la percepción consciente y la inteligencia deben permear todo el cuerpo. Todas las partes del cuerpo deben ser "anegadas" por la inteligencia. Debemos crear un matrimonio entre la percepción consciente del cuerpo y la de la mente.

Mucha gente utiliza tan poco su cuerpo que pierde la sensibilidad de la consciencia corporal, sin ninguna consciencia en sus movimientos, sin inteligencia. No hay acción. "LA ACCIÓN ES MOVIMIENTO CON INTELIGENCIA". 


 hanumana namaskara

El Yoga nos enseña cómo insuflar inteligencia a nuestros movimientos, transformándolos en acción. De hecho, la acción que se introduce en un asana debería animar a la inteligencia, mientras que normalmente la mente queda atrapada y se excita solo con el movimiento. Eso no es yoga. Yoga es cuando uno inicia una acción en asana, y en alguna otra zona del cuerpo, algo se mueve sin permiso. La inteligencia lo investiga y pregunta: "¿Está eso bien o mal? Y si está mal ¿qué puedo hacer para cambiarlo?".
¿Cómo desarrollar esa inteligencia en el cuerpo? ¿Cómo aprender a convertir nuestro movimiento en acción? Asana puede empezar a enseñárnoslo. Desarrollamos una sensibilidad tan intensa que cada poro de la piel actúa como un ojo interior. Nos hacemos sensibles a la interconexión entre piel y carne. De esta manera, nuestra percepción consciente se difunde por toda la periferia de nuestro cuerpo y puede sentir si tenemos el cuerpo alineado en un asana en particular. Con la ayuda de esos ojos puede ajustarse y equilibrarse suavemente el cuerpo desde el interior. Eso es distinto a ver con los ojos normales. En lugar de eso se siente, se siente la posición del cuerpo. Cuando se está en la postura del guerrero, con los brazos extendidos, se pueden ver los dedos de la mano que está delante, pero también pueden sentirse. Pueden sentirse sus posiciones y su extensión hasta la punta de los dedos. también puede sentirse la colocación de la pierna trasera y decir si está recta o no sin tener que mirar hacia atrás o utilizar un espejo. Hay que ajustar y corregir la postura corporal con la ayuda de los trillones de ojos con los que contamos en forma de células. Así es como se empieza a introducir percepción consciente en el cuerpo y a fusionar la inteligencia cerebral con la muscular. Esta inteligencia debe existir en todo el cuerpo a lo largo de too el asana. En el momento en que desaparece la sensación en la piel, el asana se torna torpe, perdiéndose el flujo o corriente de la inteligencia.
La percepción consciente del cuerpo y la inteligencia del cerebro y del corazón deben mantenerse en armonía. El cerebro puede dar instrucciones al cuerpo para adoptar una postura, paro el corazón también debe sentirlo. La cabeza es la sede de la inteligencia; el corazón es la sede de la emoción. Ambos deben trabajar cooperando con el cuerpo.
Se ejercita la voluntad, pero el cerebro debe estar dispuesto a escuchar al cuerpo y comprobar que resulta razonable y prudente dentro de las capacidades del cuerpo. La inteligencia del cuerpo es un hecho. Es real. La inteligencia cerebral solo es imaginación. El cerebro puede soñar que hoy quiere hacer un difícil estiramiento hacia atrás, pero no puede forzar lo imposible ni siquiera a un cuerpo dispuesto a ello. Siempre intentamos progresar, pero para ello resulta esencial la cooperación interior.
Entonces se podrá contar con un verdadero entendimiento entre el cuerpo y la mente, pero para llegar ahí se necesita humildad en el cerebro y también comprensión en el cuerpo. Si el cerebro recibe conocimiento del cuerpo, más tarde podrá, a su vez, aumentar la inteligencia corporal. De este modo, cuerpo y cerebro empiezan a cooperar para dominar el asana.
Éste es el proceso de entrelazado e interpretación, cuando las envolturas o capas del ser operan en armonía entre sí. Todas las hebras y fibras de nuestro ser, a todos los niveles, entran en contacto y comunicación entre sí. Cuerpo y mente aprenden a trabajar juntos. El conocimiento de la percepción externa y la sabiduría interna deben entrar en contacto al realizar las posturas. En ese momento no existe dualidad; se es uno; se es completo. Se existe sin la sensación de existir.

Mientras se practica Yoga es el cuerpo quien debe decirnos que hacer, y no el cerebro. El cerebro debe cooperar con el mensaje que recibe del cuerpo. Su deber es recibir conocimiento de parte del cuerpo y a continuación guiar el cuerpo para refine la acción. Hay que detenerse y reflexionar en cada movimiento. Eso es desarrollar la atención. Luego en la calma puede uno llenarse de percepción consciente. Hacer un alto no significa que no haya que reflexionar durante los movimientos. Debe existir un análisis constante durante la acción, eso proporcionará una comprensión real. El arte del Yoga radica en la agudeza de la observación.
Cuando nos preguntamos a nosotros mismos : "¿Qué estoy haciendo, porqué lo hago?", nuestras mentes se abren. Eso es tomar consciencia de uno mismo pero sin sentirse cohibidos. Cuando se está cohibido se acaba agotado. También se fuerzan los músculos de modo innecesario porque se está pensando en el asana y en cuanto se quiere uno estirar, en lugar de experimentar el asana y estirar atendiendo a las propias capacidades.

Cuando no se puede mantener el cuerpo quieto tampoco se puede mantener quieto el cerebro. Si se desconoce el silencio corporal, no puede comprenderse el silencio mental. Acción y silencio deben ir de la mano. Si hay silencio debe existir acción consciente y no sólo movimiento. Cuando la acción y el silencio se combinan significa que hay inteligencia. 
Mientras se realizan las posturas la mente debe hallarse en un estado interior consciente; significa silencio; vacío; espacio que puede llenarse de una aguda percepción consciente de las sensaciones creadas por la postura. Uno se observa a sí mismo desde dentro. En completo silencio. Hay que mantener una actitud desapegada hacia el cuerpo y, al mismo tiempo, no descuidar ninguna de sus partes ni mostrar prisa alguna, sino permanecer alerta mientras se ejecuta el asana.
El estado de reposo atento regenera la mente y purifica el cuerpo.


 kandasana

Al ejecutar un asana hay que recargar constantemente la percepción consciente intelectual; eso significa que la atención fluye sin interrupción. En el momento en que uno se hunde, no se recarga y la atención se dispersa. Entonces la práctica de asana es un hábito y no una práctica creativa y vigorizante. En el momento en se introduce la atención se está creando algo, y la creación implica vida y energía. La percepción consciente en acción devuelve la energía y rejuvenece el cuerpo y la mente.. La percepción consciente aporta vida. La vida es dinámica y por lo tanto las asanas también deben serlo.

Fuente: "Luz sobre la vida" - Yogacharya B.K.S. Iyengar