lunes, 7 de febrero de 2022

LOS NUEVE OBSTÁCULOS DEL CAMINO DEL YOGA por T.K.V. Desikachar

¿Cuáles son estos obstáculos y qué nos puede ayudar a alejarlos de nuestro camino? Patañjali describe los obstáculos (antarāyas) como piedras que se encuentran en el camino por el que viaja alguna persona que ha emprendido el viaje del yoga. El estudiante está constantemente tropezando con ellas, rodeándolas o atorándose por ellas. Permítanos reflexionar sobre estos nueve obstáculos, ver cómo se forman y aprender cómo nos podemos deshacer de ellos. 

Los nueve obstáculos de los que habla Patañjali son: enfermedad, letargo, duda, prisa o impaciencia, resignación o fatiga, distracción, ignorancia o arrogancia, incapacidad para dar un paso nuevo y pérdida de la confianza. Se manifiestan en síntomas como: sentir pena por uno mismo, una actitud negativa, problemas físicos y dificultades al respirar. 

T.K.V. Desikachar junto a Kaushtub Desikachar, detrás imagen de Sri Krishnamacharya

Los Obstáculos 

Es obvio que sentirme mal o estar enfermo es un obstáculo en mi práctica de yoga. Vyādhi, enfermedad, distrae a mi mente con tal fuerza, que primero tengo que hacer algo para mejorar mi salud antes de seguir adelante. 

Otro impedimento que afecta directamente a mi estado mental es el sometimiento a mis estados de ánimo. Algunas veces me siento bien y sé que puedo enfrentar cualquier cosa; en otro momento me puedo sentir aletargado y sin la suficiente fuerza para hacer algo. Comer demasiado, comer los alimentos equivocados, el clima frío o la misma naturaleza de la mente pueden ser la causa de esta pesadez y letargo, styāna. De los tres guṇa, tamas describe este letargo, esta pesadez de estado mental. Si toma el control, ya no podemos hacer casi nada, ni siquiera las cosas que acostumbramos hacer. Apenas podemos movernos. 

Para algunas personas, la duda es el más grande obstáculo para progresar en el yoga. Aquí no me estoy refiriendo a svādhyāya, la clase de auto-examen que nos puede ayudar a avanzar. Svādhyāya es una parte intrínseca del yoga. La duda de la que habla Patañjali es saṃśaya, el sentimiento de incertidumbre regular y persistente, como por ejemplo, cuando nos encontramos a la mitad de algo que estamos haciendo y de repente nos preguntamos “¿Cómo debería continuar? ¿Vale la pena por otro día más? Es probable que deba buscar otro maestro. Quizá debo intentar otra forma por completo.” Este tipo de dudas debilita nuestro progreso en el yoga. 

Algunas veces actuamos a toda prisa y sin cuidado, especialmente cuando queremos alcanzar rápido nuestra meta. Pramāda, prisa, puede causarnos problemas; cuando actuamos con precipitación resbalamos y retrocedemos en lugar de progresar. Nos afanamos en estancar nuestra práctica, debido a que no nos hemos tomado el tiempo suficiente para analizar y reflexionar sobre lo que estamos haciendo. 

Otro estorbo es la clase de resignación o agotamiento que llamamos ālasya. Se manifiesta con pensamientos como: “A lo mejor no soy la persona indicada para hacer esto.” Hay una falta de entusiasmo y muy poca energía. Cuando pasa esto, se debe hacer algo para volver a tener motivación y entusiasmo. La falta de este último es un serio estorbo en el camino del yoga. 

El siguiente puede aflorar cuando nuestros sentidos nos ganan y empiezan a verse a ellos mismo como los amos, y no como los sirvientes de la mente. Algunas veces esto pasa sin que nos demos cuenta, lo que es apenas sorprendente, ya que desde que nacemos estamos entrenados para mirar aquí, ver esto, oír eso, probar esto, tocar aquello. Fácilmente y debido a nuestros hábitos, los sentidos pueden tomar el mando y poco a poco conducirnos, sin que lo notemos, por la dirección equivocada. Avirati, distracción, es una gran barrera. 

El más peligroso de los obstáculos ocurre cuando pensamos que lo sabemos todo. Imaginamos que hemos visto la verdad y alcanzado el cenit, cuando en realidad lo que hemos experimentado es sólo un periodo de calma que nos hace decir: “¡Esto es lo que estaba buscando! ¡Al fin lo encontré” ¡Ya la hice!” Pero el sentimiento de haber alcanzado el más alto de los peldaños es sólo una ilusión. Quimeras como ésta son muy comunes. No son otra cosa que ignorancia y arrogancia, bhrāntidarśana. 

Otro impedimento puede surgir cuando, en el momento que pensamos que estamos progresando, de improviso advertimos que aún nos falta mucho por hacer. A esta altura nos podemos desilusionar mucho y tener cambios de humor. De repente no nos interesa intentarlo de nuevo, buscar otra forma para empezar, ni dar el siguiente paso. Empezamos a decir: “No más para mí, creí que era eso, pero ahora me siento como un tonto y más estúpido que antes. Ya no quiero seguir adelante.” Somos incapaces de dar otro paso. A esto se le llama alabdhabhūmikatva. 

Como puede ver, los obstáculos pueden consistir en realidades ordinarias, como una enfermedad física, o ser tan sutiles como la ilusión de ser mejores de lo que realmente somos. Cuando se da cuenta de la quimera que ha estado albergando y enfrenta la verdad cara a cara, en ese momento, desafortunadamente, todo es demasiado sencillo para verse a sí mismo más pequeño y menos importante de lo que en realidad es. Esto lo conduce a la pérdida de confianza, que es el último obstáculo que describe Patañjali. Puede ser que haya alcanzado un punto que jamás haya logrado antes, pero no tenga la fuerza para permanecer allí y se cae, perdiendo lo que había ganado. Patañjali llama a esto anavasthitatvāni. 

Estos son los obstáculos que pueden salirnos al encuentro en el camino del yoga. No nos los encontramos, necesariamente, en el orden en que los he descrito, ni todos los estudiantes tienen que lidiar con todos ellos. 

En ninguṇa etapa del camino del yoga debemos pensar que ya somos expertos. Antes bien, siempre debemos tener presente que el sentimiento de ser un poco mejor hoy, de lo que fuimos ayer, es tan fuerte como la esperanza de que podemos ser un poco mejor mañana. Estos sentimientos vendrán y se irán hasta que alcancemos el punto donde ya no hay ni mejor ni peor. 

Obstáculos superados 

Del mismo modo que el yoga identifica los obstáculos con los que nos podemos encontrar por el camino, también sugiere las maneras en que nos ayudan a superarlos. Es de gran ayuda trabajar con alguien que le pueda mostrar cómo permanecer con la disciplina que ha escogido. Digamos que usted tiene un maestro con el que ha estado estudiando. Podría suceder que durante su trabajo juntos, se encuentre con algo nuevo, sólo para descubrir después que no lo conduce a nada. Como consecuencia, usted pudiera pensar en cambiar a su maestro por uno “mejor.” Cuando pase lo mismo con el nuevo maestro, usted querrá buscar otro y el ciclo continua de esta manera. El Yoga Sūtra dice que no hagamos eso, sino que, por el contrario, se mantenga la relación con el maestro, porque así se podrá alcanzar un entendimiento más profundo y un mayor grado de verdad en él. También es probable que cuando el maestro sienta su confianza, podrá descubrir qué es lo que usted necesita aprender. Seguir a un maestro y una misma dirección, le ayuda a encontrar las formas y los medios para evitar y superar los diversos obstáculos de los que hemos hablado anteriormente.

Prāṇāyāma es otra técnica que a menudo se recomienda como una ayuda para superar los obstáculos. Con este propósito, la exhalación es de vital importancia; Patañjali sugiere practicar prāṇāyāma con una larga y tranquila exhalación seguida de una pequeña pausa. Técnicas sencillas como ésta, pueden ayudar mucho para vencer los contratiempos. 

Otro método para lidiar con los obstáculos en el camino del yoga, es investigar nuestros sentidos para aquietar a la mente. Podemos explorar cosas tales como: ¿Cómo funciona la lengua? ¿Sabe esto diferente si lo pruebo en la punta de la lengua, en medio o en su comienzo? ¿De qué manera observo las cosas? ¿Cómo oigo los sonidos? Lo que descubramos no es lo importante, sino el hecho de que podemos pacificar la mente y así llegamos a conocernos mejor. Otra posibilidad para calmar la mente es empezar a examinar el concepto de pūruṣa, a quien el Upaniṣads ubica en algún lugar en la región del corazón, en cuya profundidad se puede encontrar una pequeña forma abierta como un botón de loto. Si concentramos nuestra atención en esto y buscamos dentro de nuestro pūruṣa, la mente se vuelve tranquila y apacible. 

Una técnica más efectiva que recomienda el Yoga Sūtra es buscar a personas que hayan sufrido mucho (duḥkha) en su vida y lo hayan superado. Del mismo modo, si hablamos con estas personas o leemos libros escritos por ellas, podemos descubrir cómo resolvieron sus problemas, lo que a su tiempo nos puede ayudar a encontrar la solución a nuestros problemas. En la India hay muchos templos, cada uno tiene una historia única sobre el porqué de su construcción y qué tradición sigue. Al pararse frente a un templo, contemplamos e investigamos el significado de las esculturas, los símbolos usados y las personas que los hicieron, y a través de esto, descubriremos algunas historias conmovedoras. Gradualmente entendemos lo que representa un símbolo en particular y cuál es el verdadero significado que puede tener para nosotros. Entre más nos permitamos descubrir esas cosas, nuestra mente será más libre. 

Cuando nos encontramos en un estado de confusión y agitación, nos es de utilidad buscar la causa dentro de nosotros. Puede ser que algo suceda constantemente, y por eso estemos tan acostumbrados a su presencia, pero la realidad es que sabemos muy poco de ello. También nos podemos preguntar de dónde vienen nuestros sueños y cuál es su significado subyacente o qué es lo que duerme y qué pasa cuando despertamos. Muchas personas dicen que en un sueño profundo y tranquilo, nosotros, los niños, los pūruṣa, estamos dormidos en el regazo del padre, Īśvara. Una investigación sobre el sueño profundo nos puede ayudar, no sólo a aprender más sobre dicho estado, sino que también puede contribuir a que nos sintamos bien y tranquilos. Aún más, debemos considerar qué es lo que hace posible que la vida continúe. Una discreta investigación de todas estas cosas puede ayudar a la mente a calmarse. 

Pero suponga que ninguna de las sugerencias que se han mencionado sea buena para usted. ¿Qué hace? Puede intentar una forma de meditación que utilice un objeto visual. Por ejemplo, puede visualizar algo y entonces reflejarlo en el significado que tiene para usted. A menudo, así meditamos sobre las imágenes de los dioses en la India. Si seguimos la tradición, al visualizar un dios en particular, con los ojos de la mente, recitamos su nombre 108 o 1008 veces. Nos sumergimos en las ideas y conceptos asociados con este dios. Leemos poemas sobre él, escritos por nuestros grandes poetas; llamamos al dios por su nombre, una y otra vez. Esta clase de meditación ayuda a la mente a tranquilizarse más y a estar más clara, además nos prepara para dhyāna, la fusión del ego con el objeto de la meditación. No hacemos nada, excepto enfocar nuestra atención en el dios. 

Si intenta esta técnica debe asegurarse de ver objetos que en realidad traigan paz a su mente y espíritu, no aquellos que lo distraigan más. Existe un verso en el Yoga Sūtra que dice que podemos meditar en lo que nos guste. Pero nunca debemos olvidar el hecho de que en el objeto de meditación de nuestra elección, debemos encontrar a ese que nos complazca y nos calme. 

Īśvarapraṇidhānā 

El método más importante para quitar los obstáculos del camino y así, tener más claridad, es īśvarapraṇidhānā, la sumisión a Īśvara. Este concepto proviene de la creencia de que hay un ser espiritual superior a nosotros; nos damos a este ser superior creyendo que nos puede ayudar. Le entregamos todos los frutos de nuestro trabajo.

 ¿Qué es Īśvara? Antes de nada es un nombre, un concepto que, como ya he dicho, describe al ser divino más elevado. Īśvara no pertenece al mundo material (prakṛti) ni al profeta que llevamos dentro (pūruṣa). Se distingue por estas cualidades: ve todas las cosas como son; su acción es perfecta; es omnisciente, el primer maestro, la fuente de ayuda y apoyo. A diferencia de nosotros, Īśvara no está sujeto a la influencia de avidyā. A pesar de que lo conoce, permanece intacto, por eso es que nunca actúa en forma incorrecta, nunca lo ha hecho y nunca lo hará. Contrario a nosotros, el velo de avidyā nunca lo ha cubierto y por eso puede ver las cosas que nosotros no podemos. Esta es la razón por la cual nos puede guiar y dirigir. 

Īśvara no hace nada que tenga un resultado negativo o una consecuencia lamentable. Está más allá del ciclo vicioso en el cual las acciones producen malos efectos, esos que causan una nueva situación que, con el tiempo, conducirá a acciones que tengan efectos negativos también. Como nuestro pūruṣa, Īśvara ve; esa es una de sus más grandes cualidades. Por eso el Yoga Sūtra lo describe como un pūruṣa, pero uno muy especial: viśeṣa puruṣa. La primera palabra significa “extraordinario.” Īśvara es extraordinario porque no está sujeto a avidyā, no conoce ninguna acción negativa de la que pueda lamentarse y no es susceptible a duḥkha, sufrimiento. Por esta razón, posee la extraordinaria habilidad de conocer y entender todo. El yoga utiliza la palabra sarvajña para describir esta cualidad especial. Sarva significa “todo” y jña “saber.” Īśvara es todo conocimiento, siempre lo sabe todo y a cualquier nivel. Esta cualidad sólo la posee él; nosotros como seres humanos, no. Por esto es el gran maestro, al que se venera como gurú. Patañjali lo llama el Primer Gurú. Es el maestro que supera a todos los demás. Se le otorga este honor porque lo sabe todo. Todo el que lo llama dice: “¡Tú lo sabes todo, comparte tu sabiduría conmigo!” 

El yoga no lo describe de una forma en particular. Si usted desea tener una relación con este ser, utilice un símbolo especial que lo representa y que es el sonido OM. En el Yoga Sūtra de Patañjali no se hace ninguṇa mención de OM. En su lugar se encuentra el término prāṇava, que tiene el mismo significado. 

Se puede tener una relación con Īśvara, contactarlo, recitando la palabra OM. Mientras más la recitemos y tengamos en mente que significa Īśvara, lo llegaremos a conocer mejor. En el proceso de recitar OM, la mente se funde con este símbolo sonoro y con el concepto de Īśvara. Entonces llegará el momento en que nos tranquilicemos y demos otro paso en el camino del yoga. 

¿Cuál es nuestra relación con Īśvara? Lo aceptamos como el gran maestro; acudimos a él por ayuda porque sabemos que puede hacerlo. Īśvarapranidhānā significa pedir ayuda a Īśvara. Ponernos a los pies de Īśvara es una de las formas que Patañjali sugiere, para superar los obstáculos que podamos encontrar en nuestro camino. 

Desgraciadamente no puedo encontrar en inglés una palabra para Īśvara; a lo mejor es “Dios” o “Poder Divino.” Lo que importa es que ponerse a los pies de este ser supremo es una expresión de la creencia de que existe algo superior a nosotros, algo en lo cual podemos colocar nuestra confianza. Con fe en este ser, le consagramos todos nuestros esfuerzos y así progresamos por nuestro camino. Para muchas personas īśvarapraṇidhānā no tiene ningún valor. Para ellas lo más importante es encontrar otras formas de superar los obstáculos. Lo importante es que no tratemos de forzar nada en las situaciones donde, al principio, parece no haber algún lugar hacia donde moverse. Debemos crear un espacio para nosotros y para nuestra mente. Ya sea por medio de īśvarapraṇidhānā o con la ayuda de las técnicas de respiración, acercándonos a un maestro o investigando nuestros sentidos, siempre que nuestra mente esté confundida, debemos tratar de crear un espacio. Existen muchos medios para salir de una situación difícil. Siempre se puede encontrar la manera o el medio de superar los obstáculos con los que nos topamos. El yoga está abierto a una gran variedad de enfoques.

Īśvara y el sonido de OM 

Las razones por las cuales el símbolo sonoro OM se ha escogido para implorar a Īśvara son muy interesantes. Con el sonido OM decimos todo. 

Si analizamos OM como está escrito en sánscrito, veremos que está formado por A, U, M y un símbolo que representa la resonancia. De esta forma tiene cuatro aspectos. El primero es la A, un sonido que viene desde el vientre, que se forma con la garganta ensanchada y se vocaliza con la boca abierta. Como en muchos alfabetos, A es la primera letra en el sánscrito. El segundo aspecto U, un sonido que se forma en la mitad de la boca, sin abrirla tanto como al emitir A. Con el tercer sonido M, la boca se cierra. El sonido surge en el tabique nasal, de donde brota la resonancia que es el cuarto aspecto de OM. 

U quiere decir continuidad y conexión, y M es la última consonante en el alfabeto sánscrito. Así, el ir de la A hacia la M a través de la U, representa todo cuanto podemos expresar en letras y palabras. Y todo cuanto se puede manifestar en palabras es Īśvara. Cuando hago sonar la A, debo abrir la boca, lo que significa el proceso de la creación. U simboliza la continuidad de la creación, que se renueva constantemente. M simboliza el final y la disolución. Después de M, el sonido continúa por un momento y no tiene un símbolo alfabético que lo represente. Por lo tanto, decimos que Īśvara es lo que sí y lo que no se puede expresar en palabras. Este es el significado total de OM. 

El Upaniṣads dice que A representa el estado despierto, U el del sueño y M, el estado del profundo sueño tranquilo. El cuarto estado, que se oye en la resonancia que sigue a M, es samādhi. Este paralelismo apunta hacia aquel que se encuentra atrás de los cuatro estados, el único que es un despertar verdadero: Īśvara. Hay Uno presente en todos estos estados, Uno que nunca duerme ni sueña. Uno que siempre está despierto, vigilante. Uno que sabe todo y está aún más allá de todo. Si repito OM con estas ideas en la mente, gradualmente me sumergiré en Īśvara y mi mente estará tan saturada de él que me tranquilizaré mucho. Entonces podré continuar mi camino de nuevo. Por este motivo, īśvarapraṇidhānā es una de las formas más poderosas para desvanecer los obstáculos que nos encontramos al movernos por el camino de la vida.


Fuente: "El Corazón del Yoga" de T.K.V. Desikachar.

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