miércoles, 9 de octubre de 2019

LA CIENCIA DEL SWARA YOGA por Harish Johari

El organismo humano funciona gracias a una red especializada, conocida por la medicina como nervios, venas y arterias. Los nervios hacen posible que el ser humano actúe y reaccione ante el ambiente. Nosotros usamos el término nadi para referirnos a los nervios más finos del organismo. El sistema nervioso autónomo recorre toda la maquinaria interior del cuerpo por medio de la ramas simpática y parasimpática. Todos los nervios y nadis conforman una red alrededor de cada célula, fibra, tejido, hueso, etc., a fin de que el organismo sea consciente de su en torno y de sí mismo. Tan pronto como el flujo de energía de cada nadi y nervio funciona al ritmo apropiado dentro de una zona en particular, la vida comienza.
Cuando se bloquean los nadis, el órgano conectado con los mismos se queda sin vida y como resultado el organismo desarrolla varias enfermedades.


yogis practicando pranayama

Los órganos funcionan a la manera de una fábrica que produce energía que se convierte en conciencia. La corteza cerebral recibe señales neuromotoras de los órganos internos en forma de impulsos eléctricos que después se interpretan y se convierten en conciencia. Estas señales neuromotoras por sí mismas tienen la forma de energía electromagnética y electroquímica. El proceso de “fabricación” continúa mientras se respira, excepto durante la respiración de yoga en la que el proceso se mantiene sin necesidad de la respiración ordinaria. En el instante en que cesa la respiración el organismo muere.

La respiración es la clave de la vida, ya que conecta el cuerpo con la conciencia y la materia con la mente. Su presencia es la vida, su ausencia, la muerte. La respiración es el prana, pero el proceso de respirar es una acción neuromotora en sí, puesto que la inhalación y exhalación se hacen con la ayuda de los nervios. Esta acción es producida por el pulso de la vida. Se necesita acción para toda división celular. Según la filosofía hindú, esta acción existe dentro del propio centro del organismo como una función del elemento Viento. Pulsación, contracción, expansión y respiración son acciones inherentes al esperma y al óvulo. Es este latido o pulsación inherente lo que mantiene al organismo antes de que suceda el primer aliento. Incluso cuando los orificios no operan y los pulmones duermen, el líquido amniótico, inundado de iones pránicos de la madre, fluye hacia los pulmones a través del cordón umbilical realizando las funciones de prana dentro del vientre. Después de la fertilización comienza el crecimiento, se proporciona la fuerza pránica necesaria para este crecimiento en el interior del vientre en donde el organismo está perfectamente sellado y nutrido por los fluidos vitales. Después del parto, lo primero que regula toda actividad corporal es la respiración, la expansión de los pulmones y la apertura de los orificios nasales. Los pulmones comienzan a operar con el primer llanto del bebé: éste es el punto de partida de la vida individual y del ciclo nasal.

La respiración es la contraparte física del pensamiento. La mente utiliza la corteza cerebral y los dos hemisferios como herramientas. Estos dos hemisferios están coordinados con todo el organismo mediante las respuestas neuromotoras. Todas las actividades neuromotoras, todas las funciones sensoriales y motoras del cuerpo se realizan con la ayuda de la respiración. Por lo tanto, la respiración es la acción de la mente ya que proporciona la fuerza pránica al organismo. Dicha fuerza, que trabaja como el elemento Aire, crea movimiento, pulso, vibraciones y vida. La palabra “espíritu” viene del latín spiritus, que significa literalmente respirar.

La mente y la conciencia son términos abstractos, mientras que la respiración es una realidad fisiológica. El estudio de la conciencia comienza con el estudio de la ciencia de la respiración. La respiración induce al movimiento. Respirar es de por sí una actividad neuromotora. La ciencia que controla el prana se conoce como pranayama, una rama del Hatha Yoga. El término yoga, que literalmente significa unión, se refiere a una disciplina, a una forma de desarrollar las facultades superiores de la mente. El yoga tiene muchos caminos, pero en esencia todos aspiran a lo mismo: la unión del alma con Dios. Físicamente esto significa la unión del cerebro inferior con el superior. La facultad humana del pensamiento abstracto y su aspiración a un ideal superior de vida (situado en la corteza cerebral) suelen entrar en conflicto con la naturaleza animal (ubicada en el cerebro inferior). Gracias al yoga, el ser humano puede aprender a gobernar el cerebro inferior y perseguir ideales más altos, que le permitan actuar de acuerdo con la ley del bien universal. Mientras la naturaleza animal hace al hombre hedonista y egoísta, el entrenamiento del yoga lo hace generoso. 

Todas las disciplinas del yoga establecen con claridad que existe una relación directa entre el prana y la mente, y que controlando o manejando el prana se puede gobernar la mente. Según el Yoga Kundalyupanishad, la respiración crea imágenes en la mente; controlando el proceso de la respiración mediante el pranayama la respiración se vuelve calmada, no hay imágenes que disturben la mente y se detiene el diálogo interno. El Dr. David Shannahoff-Khalsa, del Instituto Salk para los Estudios Biológicos de San Diego, opina: “La nariz es un instrumento que sirve para alterar la actividad cortical”. Si se detiene el prana se detendrán las modificaciones mentales y el yogui podrá llegar a la gloria (samadhi). El prana no se refiere sólo al flujo de oxígeno hacia el organismo sino a todos los componentes de la fuerza vital. El prana es la fuerza que sostiene a todos los organismos vivos. La energía pránica se puede adquirir mediante iones negativos, oxígeno, ozono y radiación solar, pero para los seres humanos la fuente principal es la respiración.

El Swara Yoga es la ciencia de la respiración nasal. Ha sido denominada la “antigua tecnología del pensamiento”. La ciencia del Swara Yoga, que no forma parte del Hatha Yoga o de otras clases de yoga, trata por una lado de la relación entre la respiración nasal y los nervios, y por otro de los ciclos de la Luna y los elementos. Estudia los ciclos nasales, la naturaleza del flujo respiratorio respecto a los orificios derecho e izquierdo de la nariz. Las enseñanzas del Swara Yoga permiten sincronizar la respiración y la vida con el ritmo universal de la Luna. Esta armonía evita el esfuerzo y la tensión de las actividades diarias y trae buena suerte.

A los fundadores del Swara Yoga no les era familiar el conocimiento de los hemisferios cerebrales, pero trabajaban gracias al principio de la bipolaridad: el lado derecho del cuerpo sería el ser masculino, el principio solar, o Shiva, y el lado izquierdo sería lo femenino, el principio lunar, o Shakti. Dada su profundización en la conducta humana fueron capaces de determinar cuáles actividades estaban en armonía con el dominio nasal derecho y cuáles con el izquierdo. Gracias a la observación del efecto directo de la Luna sobre la respiración, descubrieron la ciencia sagrada de vivir correctamente. Este libro ofrece algunos métodos para determinar el predominio de los orificios derecho e izquierdo de la nariz y para la sincronización del orificio dominante según las actividades específicas de la vida diaria.

“La implicación de esta tecnología es que no somos víctimas indefensas de un estado emocional. Si se desea alterar un estado emocional desagradable —dice el Dr. Shannahoff-Khalsa—, tan sólo hay que respirar a través del orificio más congestionado.”

Al alterar el flujo de la respiración nasal se va cambiando gradualmente la  química del organismo y así los estados emocionales y físicos desagradables desaparecen lentamente.

El Swara Yoga puede enseñar a los seres humanos la manera precisa de vivir en paz, como maestros de su propia mente y su cuerpo; puede capacitarlos para volverse verdaderos instrumentos de la conciencia.

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