jueves, 15 de mayo de 2025

BREVE HISTORIA DEL YOGA por Javier Ruiz Calderón - parte 2

5. Tantra y haṭha yoga:

El tantra es una corriente religiosa y espiritual que existe al menos desde el s. VI EC y que ha influido en todas las religiones de la India. Veamos algunas características del tantra hinduista:

Filosofía: Lo Divino tiene dos aspectos: un Īśvara («Dios», aspecto masculino) pasivo y trascendente al mundo y una Śakti («la Fuerza», aspecto femenino) activa e inmanente en el universo material. Todo es divino. El hinduismo en general admite que además de nuestro cuerpo físico tenemos un cuerpo sutil; pero el tantra describe detalladamente su «fisiología mística»: la fuerza vital (prāṇa) circula por canales sutiles (nadīs) que se conectan entre sí formando plexos sutiles (cakras). En el cakra situado en la parte inferior del cuerpo reposa Kuṇḍalinī Śakti, la «Fuerza Enroscada», una serpiente que representa simbólicamente toda la energía del universo. El objetivo de la práctica espiritual tántrica es purificar las nadīs y despertar la Kuṇḍalinī, para que esta vaya ascendiendo por el canal central activando los cakras y con ellos las capacidades del individuo, desde las más toscas hasta las más elevadas. Cuando llega al séptimo cakra, situado en la parte superior de la cabeza, Kuṇḍalinī se une con Śiva, la divinidad trascendente, el yogin entra en samādhi (absorción mental), experimenta el carácter divino de todo lo real y, cuando por la práctica esta experiencia se vuelve habitual y espontánea, alcanza la liberación.

Práctica: Lo propio del tantra es que busca trascender la naturaleza apoyándose en ella (como cuando uno se cae al suelo se levanta apoyándose en él), y por eso emplea partes de la persona que no suelen utilizar otras formas de espiritualidad: la imaginación (visualizaciones), las energías sutiles, el cuerpo físico, el deseo... En algunas corrientes se llegan a realizar prácticas antinómicas
—es decir: que van contra las normas sociales corrientes—, como por ejemplo hacer el amor sin estar casado, comer carne, beber alcohol, etc.

El haṭha yoga (yoga de la «obstinación/fuerza/violencia»)es una tradición tántrica, que busca —como todas las formas de yoga— el control de la mente, pero intenta lograrlo específicamente mediante el control del cuerpo y las energías sutiles. Esta forma de yoga se desarrolló en la tradición nāth, una forma de śaivismo adualista cuyo fundador fue Goraknāth (c. s. X EC) y cuya obra más conocida es la Haṭha Pradīpikā (c. s. XV EC).

Algunas prácticas características del haṭha yoga son:
a) Posturas del cuerpo, ya no solo de meditación sino pensadas para producir determinados efectos físicos, energéticos y mentales.
b) Prácticas de limpieza del cuerpo físico.
c) Ejercicios de respiración para limpiar las nadīs, controlar el prāṇa y despertar la Kuṇḍalinī.
d) «Sellos» y contracciones musculares, para bloquear y dirigir la circulación del prāṇa.
e) Meditación en los sonidos interiores.

La práctica combinada de estas técnicas purifica los cuerpos físico y sutil, regula la fuerza vital, despierta la Kuṇḍalinī y los cakras y lleva al samādhi y la liberación. Es un yoga completo por sí mismo, no una preparación para yogas más elevados, como se dice en ocasiones.

6. Yoga de la devoción (bhakti yoga):

Encontramos este yoga sobre todo a partir de la Bhagavadgītā. Después lo hallamos en los purāṇas, en poetas místicos devocionales, etc.

El yoga de la devoción presupone una concepción personal de lo divino: hay un Dios (o Diosa) único que es el creador, conservador y destructor de todo cuanto existe; es omnipresente, omnipotente y omnisciente; es el soberano del universo; y salva a sus devotos por su gracia. Más adelante se le llega a atribuir también amor infinito, «dulzura». Hay teologías devocionales dualistas (de la diferencia entre Dios, las almas y el mundo) y adualistas (de la identidad entre esas tres realidades); pero las más extendidas son las teologías de la identidad en la diferencia, que defienden una visión del mundo «pan-en-teísta»: las almas individuales y el mundo material existen
eternamente en Dios.

Cada devoto (bhakta) tiene una «deidad elegida» (īṣṭa devatā) que es su objeto de devoción. La mayor parte de los devotos lo son de Śiva, Viṣṇu o la Diosa. Para ellos, su deidad amada no es un dios entre otros sino la divinidad única. Los demás dioses se consideran aspectos o manifestaciones de esa divinidad suprema.

La práctica de la devoción recorre tres grandes etapas: 1) Acción purificadora: rituales, servicio de la Divinidad, cumplimiento de los deberes sociales y religiosos (el dharma). 2) Comprensión de la grandeza y la dulzura del Dios. 3) Entrega confiada y amorosa en manos de la divinidad, en la fe de que todo lo que nos ocurre es por su voluntad y es lo mejor para nosotros.

El devoto puede adoptar diferentes actitudes ante la divinidad: la de ser el servidor del Señor o la Señora del universo; la de ser el hijo del Padre celestial o la Madre cósmica; la de ser el amante del
Amado divino; o una actitud de serenidad y paz interior ante la Trascendencia.

Algunas prácticas características del camino de la devoción son: oír la narración de historias sobre la Divinidad; la oración personal o colectiva; cantarle a la Divinidad (bhajans; el canto devocional se llama sankīrtan cuando una persona dirige el canto y las demás repiten lo que aquella va cantando); servirla y adorarla (en imágenes, interiormente o en todos los seres); etc. La práctica principal es el recuerdo continuo de la omnipresencia del ser divino. Una técnica muy eficaz y extendida para facilitarlo es el japa: la repetición vocal o mental de mantras (sílabas, palabras o frases que evocan lo Divino).

La devoción inferior consiste en pedirle a la divinidad que satisfaga las necesidades mundanas. Un nivel más elevado de devoción es la que solo desea la unión con Dios y la liberación de la existencia mundana. Más adelante ya no se Le pide nada a la Divinidad, en la certeza de que Ella sabe y nos da lo que es lo mejor para nosotros; solo se La alaba y se Le da gracias por todo.

Finalmente, el amante se une con el Amado y se produce la unión mística entre ambos.

7. Yoga de la acción (karma yoga):

El texto clásico sobre esta forma de yoga es la Bhagavadgītā. Los principios fundamentales del yoga de la acción son los siguientes:

La acción que se realiza para satisfacer deseos ata a la existencia limitada. El karma yoga consiste en dejar de actuar por satisfacer deseos (renuncia) y actuar desinteresadamente; es decir, en actuar
por cumplir el propio dharma (deber) familiar, social y laboral lo mejor posible, pero sin estar obsesionado por los resultados, que no están en nuestras manos.

La acción yóguica es eficaz y desapegada y se caracteriza por la cualidad del equilibrio (sattva). Las otras formas de actuar que no son yóguicas son la acción apegada caracterizada por la pasión
(rajas) y la acción perezosa caracterizada por la pasividad (tamas).

El yoga de la acción solo puede practicarse basándolo en el yoga del conocimiento (es decir, en la conciencia de que «yo soy el ātman inmutable, que no actúa ni padece»), en el yoga de la concentración (acción atenta, plenamente concentrada) o en el yoga de la devoción (en la fe de que todo lo hace Dios y yo soy un mero instrumento en sus manos; o también en la realización de
acciones como adoración a Dios).

arte de Maniam Selven



8. El yoga contemporáneo:

a) Como camino espiritual
El yoga contemporáneo se inicia con Śrī Rāmakṛṣṇa (1836-1886), sacerdote de un templo de la diosa Kali en Calcuta. La intensidad de su devoción a la diosa le hizo tener frecuentes éxtasis e incluso ser tenido por loco. Experimentó con distintos caminos espirituales, tanto hinduistas (tantra, vaiṣṇavismo, vedānta) como no hinduistas (islam, cristianismo), y comprobó que todos ellos llevaban al mismo estado. Eso le hizo llegar a la convicción de que todas las religiones y caminos espirituales pueden llevar a la santidad y la liberación.

Su discípulo Svāmī Vivekānanda (1862-1902), culto y de familia acomodada, asumió el hinduismo abierto de su maestro y lo combinó con la influencia de Occidente, creando de ese modo el «neohinduismo» o «neovedānta», en el que se unen la racionalidad occidental con la espiritualidad india tradicional. Su propuesta tuvo un gran éxito en el Parlamento de las Religiones de Chicago de 1893 y en el mundo en general, lo que dio lugar al llamado «renacimiento hindú». Con Vivekānanda pasó a primer término la idea tan extendida en el hinduismo contemporáneo de que la visión de la Divinidad en todos los seres debe expresarse en el amor al prójimo y el servicio desinteresado, que de esa manera se convertiría en la mejor manera de adorar a Dios y de purificar la mente. Fue uno de los primeros en hablar de los tres / cuatro yogas (acción, devoción, conocimiento / concentración) y en proponer una práctica combinada de los diferentes caminos, predominando uno de ellos según el temperamento del aspirante. Creó la Ramakrishna Mission, dedicada a la difusión del conocimiento espiritual y la acción humanitaria. Su influencia en el hinduismo y el yoga contemporáneo ha sido inmensa.

Śrī Aurobindo (1872-1950) fue una persona con una gran formación académica. Empezó siendo un político independentista, lo que le llevó a la cárcel. Después se retiró en Pondicherry (India francesa) para dedicarse al yoga y la filosofía. En su obra La vida divina expuso un gran sistema filosófico en el que describía la evolución del universo como un camino de retorno hacia una Unidad original perdida. Este proceso se aceleraría por medio del «yoga integral», en que proponía una combinación de los cuatro yogas de Vivekānanda con el tantra. La meta de la vida no sería solo la liberación individual sino, más allá de ella, la divinización del mundo, que no concibe como en último término ilusorio, como afirma el advaita vedānta, sino como real.

Ramaṇa Mahāṛṣi (1879-1950): A los diecisiete años de edad tuvo una experiencia de la mortalidad del cuerpo que le permitió desidentificarse de él e iniciar una época de práctica espiritual intensiva que culminó en su liberación. Para ello se retiró a la montaña sagrada de Arunáchala, donde vivió el resto de su vida. Ramana es el representante más conocido del yoga del conocimiento en el siglo XX. La práctica que proponía era la autoindagación: reflexionar críticamente sobre la pregunta «quién soy yo» y abrirse a la respuesta que surja del interior.

Paramahaṃsa Yogānanda (1893-1952) fue un yogui que se instaló en Estados Unidos en 1920, año en que también fundó la Self-Realization Fellowship, que después se extendió por todo el mundo. En 1946 escribió la popularísima Autobiografía de un yogui, en la que se combina la espiritualidad más profunda con muchos fenómenos paranormales y sucesos esotéricos que en ocasiones pueden parecer quizá demasiado imaginativos. En su enseñanza ocupa un lugar importante el kriyā yoga: ejercicios tántricos de respiración y meditación.

Svāmī Śivānanda (1887-1963): Después de trabajar como sanitario en Malasia, se hizo renunciante y se retiró a Rishikesh, en el Himalaya, donde se dedicó a la práctica espiritual y el servicio desinteresado. Tras alcanzar la liberación alrededor de 1930, fundó la Divine Life Society. Lo que propone es un «yoga de la síntesis» que combina los cuatro yogas principales con el haṭha yoga. Tuvo brillantes discípulos que se mantuvieron en la DLS o fundaron sus propias organizaciones internacionales (más adelante mencionaremos a dos de ellos).

El maestro del estanquero de Bombay Nisargadatta Mahārāj (1897-1981) le explicó que él era el Brahman. Nisargadatta le creyó y desde entonces se dedicó a recordarlo continuamente. Tras tres años de práctica espiritual intensiva, alcanzó la liberación. Su enseñanza es una brillante versión del yoga del conocimiento que se recoge especialmente en el ya clásico Yo soy Eso: una recopilación de sus conversaciones con las personas que acudían a visitarle.

Anandamayī Mā (1896-1982) es la maestra india femenina contemporánea más conocida. No tuvo maestro ni realizó una práctica espiritual explícita, pero se inició a sí misma y alcanzó la conciencia de su identidad con el Todo. Se presentaba como la «hija» de todos (la mayor parte de las maestras adoptan, por el contrario, una actitud de madre ante sus discípulos), y enseñaba una combinación de sabiduría adualista y devoción.

Svāmī Muktānanda (1908-1982) describió todo su recorrido espiritual en El juego de la Conciencia. Llamó a su enseñanza, muy influida por el adualismo tántrico del Śaivismo de Cachemira, siddha yoga. Dejó dos sucesores, que pronto separaron sus caminos.

Mātā Amṛtānandamayī (Ammā) nació en Kérala en 1953. Desde pequeña demostró una gran devoción y compasión por todos los seres. En la adolescencia alcanzó la liberación y desde entonces se dedica a servir a la humanidad. Es muy popular por la bendición en forma de abrazo que ofrece a todos los que acuden a ella, que se cuentan por decenas de millones. Pero además es una maestra espiritual con muchos discípulos y āśrams (centros espirituales) y la promotora de una ingente obra social.

b) El yoga «moderno»:

Desde principios del siglo XX empezó a existir lo que actualmente solemos llamar «yoga» y que para simplificar voy a llamar «yoga moderno», es decir: las «clases de yoga» colectivas impartidas por «profesores» de yoga. Este nuevo yoga consiste en ejercicios que combinan algunas técnicas físicas y mentales del yoga tradicional con la gimnasia india y occidental, y puede practicarse con finalidad espiritual —es decir, vinculado al yoga tradicional—, o sin ella —es decir, buscando tan solo mejorar la forma o el aspecto físico y la salud física y mental, tanto preventiva como terapéuticamente—. Se discute si es correcto llamar «yoga» a esta nueva disciplina, dadas sus grandes diferencias con el yoga tradicional; pero es una denominación que se ha impuesto, y de hecho es lo que mayoritariamente hoy se conoce como «yoga».

Entre los iniciadores del yoga moderno se encuentran: Shri Yogendra (1897-1989), que en 1918 fundó en Bombay «The Yoga Institute», el primer «centro de yoga», en el que empezó a popularizar las «clases» de yoga, y que en 1919 viajó a Estados Unidos, aunque todavía sin gran éxito. Y Svāmī Kuvalayānanda (1883-1966), que en 1920 empezó a realizar investigaciones científicas sobre los efectos de las prácticas yóguicas y en 1924 fundó el instituto Kaivalyadhama (en Lonavla, cerca de Bombay), que desde entonces se ha dedicado a la enseñanza y la investigación científica sobre el yoga.

Pero el profesor de «yoga moderno» más influyente ha sido Tirumalai Krishnamacharya (1888-1989). Era un erudito, yogui y médico ayurvédico que fue contratado como profesor de yoga en el palacio del Mahārāja de Mysore desde 1926. En 1933 creó en ese palacio el Yogashala («sala de yoga»). Dificultades económicas hicieron que en 1952 se instalara definitivamente en Chennai. Su enseñanza acabó caracterizándose por el cuidado con que la adaptaba a cada individuo, por no tratarse tanto de āsanas (posturas) como de vinyāsas (movimientos) acompañados de respiración y por la importancia que concedía al canto védico y al estudio de los Yogasūtras como complemento de las prácticas físicas. Pero lo que le convierte en el verdadero «abuelo» del yoga moderno es que varios de sus discípulos han acabado siendo influyentes profesores de yoga conocidos internacionalmente. Solo vamos a mencionar a tres:

Pattabhi Jois (1915-2009) estudió con Krishnamacharya a partir de 1927. En 1948 creó su propio centro en Mysore. El estilo de yoga que enseña se llama aṣṭāṅga (vinyāsa) yoga y se caracteriza por series fijas de movimientos, realizadas respirando en ujjāyi (con la glotis semicerrada), con bandhas (contracciones musculares), mantras y la mirada enfocada en direcciones determinadas. La práctica se realiza individualmente con supervisión del profesor. Es
una forma muy dinámica de yoga, que Krishnamacharya enseñó a Pattabhi Jois y a otros jóvenes a los que daba clase en aquellos años pero que quizá no sea adecuada para todo el mundo, por el
riesgo de lesiones que conlleva.

B. S. K. Iyengar, nacido en 1918, ha acabado convirtiéndose en el profesor de yoga más conocido internacionalmente. Estudió con Krishnamacharya algún tiempo a partir de 1933, pero dice que aprendió sobre todo a partir de su propia práctica. En 1937 empezó a dar clases en Pune, cerca de Bombay. Empezó a ser conocido en Occidente desde los años cincuenta del siglo pasado. En 1966 publicó su primer libro, el popular Luz sobre el yoga. Su estilo de yoga se caracteriza por una minuciosa práctica de āsanas.

T. K. V. Desikachar nació en 1938 y es hijo de Krishnamacharya. Empezó a estudiar yoga con su padre desde los años sesenta hasta el final de la vida de este, por lo cual se le puede considerar el más fiel representante de su enseñanza definitiva. En 1976 fundó el «Krishnamacharya Yoga Mandiram» (Chennai). A su estilo de yoga se le llama en ocasiones viniyoga, término que significa «aplicación», por insistir en la necesidad de adaptar las técnicas a las características individuales de cada alumno o paciente.

Otra importante tradición de yoga moderno es la originada en el ya mencionado Svāmī Śivānanda, que publicó su libro Hatha yoga en 1939 y cuyo enfoque de la práctica de yoga no es meramente «higiénico» (salud física y mental) sino plenamente espiritual. En los años cuarenta empezaron a llegar a su āśram unos cuantos aspirantes espirituales que acabaron siendo conocidos maestros de yoga. Cada uno de ellos adaptó a su manera el «yoga de la síntesis» de su maestro. Los más influyentes en este “yoga moderno” del que estamos hablando han sido: Svāmī Viṣṇudevānanda (1927-1993), que viajó a Occidente en 1957; escribió dos competentes manuales de yoga: El libro de yoga (1959) y Meditación y mantras (1978); y desde 1969 empezó a impartir los cursos de formación de profesores de yoga en los que se han formado desde entonces más de treinta mil alumnos en todo el mundo. Y Svāmī Satyānanda (1923-2009), el discípulo más tántrico de Śivānanda, que complementó el yoga de la síntesis de su maestro con una práctica sistemática del haṭhayoga y kriyās (técnicas combinadas) tántricas y en 1950 fundó la importante Bihar School of Yoga.

Otra forma de yoga muy difundida en las últimas décadas es el kundalini yoga de Yogui Bhajan (1929-2004), miembro de la religión sikh, maestro espiritual, empresario y fundador de una
ONG. Empezó a enseñar esa forma de yoga en 1968. Su propuesta combina prácticas tántricas de haṭhayoga, kriyās y meditación con prácticas devocionales y de servicio desinteresado. Su enfoque
integra creencias características de la llamada «Nueva Era» (Recordemos que casi todos los yogas tántricos —incluido el haṭhayoga— son kuṇḍalinī yoga, ya que buscan el despertar de la Kuṇḍalinī; el del Yogui Bhajan es uno más entre otros).

BREVE HISTORIA DEL YOGA por Javier Ruiz Calderón - parte 1

1. Qué es el yoga tradicional:

Según el pensamiento hindú, nuestra forma habitual de vivir es lo que se llama saṃsāra, la existencia cíclica, caracterizada por: la insatisfacción (no felicidad plena); que se debe a la imposibilidad de satisfacer todos nuestros apegos (o deseos compulsivos); que proceden de la ignorancia (avidyā) de nuestra naturaleza trascendente. Realizamos acciones para satisfacer los deseos; estas acciones producen saṃskāras (impresiones inconscientes), que causan vāsanās (tendencias latentes; hábitos de acción). Tradicionalmente, esta descripción de la condición humana va unida a la creencia en la ley del karman (=las acciones buenas nos llevan a situaciones buenas y las malas a situaciones malas) y en la reencarnación; pero no es esencial creer en estas para aceptar la descripción básica de la existencia cíclica.

La liberación de esa situación deficiente se logra mediante el conocimiento experiencial de nuestra verdadera naturaleza. Ese conocimiento hace que se superen los apegos y de ese modo se alcance un modo de existencia caracterizado por la ecuanimidad, la libertad interior y la empatía con los otros seres.

Se llama «yoga» en sentido estricto a cualquier camino espiritual (mārga) hindú que insista en la práctica del autocontrol psicofísico y la concentración mental como los medios principales para llegar a la liberación. Esta forma de yoga incluye, por ejemplo, el yoga clásico y los yogas tántricos.

En sentido amplio, el yoga es cualquier camino hinduista hacia la liberación, como los caminos de la devoción, el conocimiento, la meditación, la acción, etc. En este sentido amplio, el yoga es lo mismo que la espiritualidad hinduista.

2. Etapas de la tradición del yoga:

a) Yoga preclásico

Incluye el yoga de las upaniṣads (siglos VII-III AEC —todas las fechas son meras aproximaciones—) y el yoga de las epopeyas (Mahābhārata y Rāmāyaṇa; ss. IV AEC-IV EC), sobre todo el de la Bhagavadgītā (s.II AEC), que es el capítulo principal del Mahābhārata y el texto más popular del hinduismo.

b) Yoga clásico

Es el que se recoge en los Yogasūtras («Aforismos sobre el yoga») de Patañjali (s.II EC) y sus comentarios. El principal comentario es el Yogabhāṣya de Vyāsa.

c) Yoga postclásico

El vedānta es la escuela filosófica y espiritual del hinduismo basada en las enseñanzas de las upaniṣads, que se sistematizaron en los Brahmasūtras («Aforismos sobre lo Absoluto», s.IV EC). Hay distintas escuelas del vedānta. Las más conocidas son el advaita vedānta (ved. adualista), cuyo principal representante es Śaṅkarācārya (s.VII EC); el viśiṣṭādvaita vedānta (ved. adualista con diferencias), de Rāmānuja (s. X); y el dvaita vedānta (ved. dualista) de Mādhva (s. XII).

También hay yoga en los purāṇas (compendios de mitología y espiritualidad; ss. II-XV EC; el más popular actualmente es el Śrīmad Bhāgavata Purāṇa); en los tantras (desde el s. VI EC); y en diversas corrientes «sectarias» del hinduismo: los śaivas o devotos de Śiva (como por ejemplo los nāths o el Śaivismo de Cachemira), los vaiṣṇavas (devotos de Viṣṇu), los śāktas (devotos de Śakti, la Diosa), etc.

3. Yoga del conocimiento (jñāna yoga):

Es la forma más antigua de yoga. Se encuentra en las upaniṣad, el advaita vedānta, el Śaivismo de Cachemira, etc. Aquí vamos a resumir la versión más conocida, que es la del advaita vedānta.

El yoga del conocimiento afirma la adualidad (advaita) de lo real: solo hay una Realidad Absoluta: el Brahman, que es sac-cid-ānanda (la única Realidad Eterna; la Conciencia Universal en la que aparecen todas las cosas; la Felicidad o Plenitud total). Ese Brahman es mi verdadero ser (ātman): «Yo soy el Brahman». Y es el verdadero ser de todas las cosas: «Todo esto es el Brahman».

La enseñanza del advaita vedānta se resume en esta frase: «El Brahman es lo Real (satya: lo absoluto, eterno), el mundo es falso (mithyā: relativo, transitorio) y el ātman es el Brahman».

Los individuos estamos sumidos en la ignorancia, a la que también se llama māyā (la «ilusión» cósmica) porque nos hace percibir la realidad equivocadamente: creemos que somos un yo individual (jīva) que vive en un mundo (jagat) múltiple gobernado por Dios (Īśvara). Esta visión es errónea porque confundimos el jivātman (yo individual, relativo, falso), con el paramātman (Yo Supremo, nuestro verdadero ser, que es el Brahman). En realidad el individuo, el mundo y Dios no son otra cosa que apariencias del ātman-brahman indivisible.

La práctica del yoga del conocimiento consiste en la autoindagación (ātmavicāra), es decir, en investigar quién soy yo. Eso se realiza en tres fases: 1) Escuchar la enseñanza vedántica de labios de un maestro que la haya asimilado. 2) Reflexionar personalmente sobre esas enseñanzas. 3) Cuando se haya comprendido suficientemente dicha enseñanza, meditar sobre ella, manteniendo en la mente esa comprensión hasta que se asimile completamente y se vuelva espontánea. Para comprender y asimilar las enseñanzas del vedānta es necesario tener una mente pura. Dicha purificación se puede lograr mediante la práctica de karman (la acción correcta: el yoga de la acción) y upāsanā (la concentración: los yogas de la devoción, el autocontrol psicofísico, etc); es decir, mediante la práctica de los otros yogas.


arte de Maniam Selven

4. El yoga clásico (rāja yoga, aṣṭāṅga yoga):

El yoga clásico es el de los Yogasūtras. La filosofía de este texto es semejante a la del sāṃkhya, escuela clásica del pensamiento hinduista cuyo texto fundamental es la Sāṃkhyakārikā de Īśvarakṛṣṇa —s. IV EC—). El sāṃkhya —término que significa «enumeración»— afirma que hay veinticinco clases de realidades (tattvas):

1) Un número indeterminado de puruṣas: almas espirituales, inactivas, eternas y cuya única cualidad es que conocen; son sujetos puros de conocimiento.
2) La prakṛti o materia: una sustancia eterna y dinámica que está compuesta de tres guṇas (cualidades): tamas (la pasividad), rajas (la actividad) y sattva (el equilibrio). La materia es cíclica: tiene épocas de latencia o ausencia de manifestación en la que está indiferenciada, como dormida; y épocas de expansión o manifestación en que se despliega como los tattvas 3 a 25 y como todas las cosas que componen el universo material. En las épocas de manifestación, la materia se va desplegando gradualmente bajo la forma de los demás tattvas materiales, empezando por los más
sutiles y acabando en los más toscos, en este orden:
3) La materia se manifiesta primero como la mente determinadora (buddhi), que es el aspecto de la mente que afirma y niega.
4) De esta sale el ego (ahaṃkāra) o autoafirmación; y de este los demás tattvas:
5) La mente discursiva (manas), que delibera y duda.
6-10) Los cinco sentidos (jñānendriyas): vista, oído, etc.
11-15) Las cinco facultades de acción (karmendriyas): habla, prensión, locomoción, excreción y reproducción.
16-20) Las cinco cualidades sensibles (tanmātras): colores, sabores,etc.
21-25) Los cinco elementos toscos (bhūtas): tierra, agua, fuego, aire y espacio.

Estos tattvas son las realidades que componen la totalidad cósmica (el universo) y también cada una de sus partes, los individuos.
Según el sāṃkhya, la esclavitud consiste en creer que somos seres materiales, cuando en realidad somos espíritus puros. La emancipación (kaivalya) se consigue por el discernimiento (viveka) entre el espíritu y la materia, es decir, por la capacidad de distinguir entre nuestra naturaleza espiritual y el individuo material.

En los Yogasūtras, Patañjali acepta la filosofía del sāṃkhya, pero le añade un vigésimosexto tattva: además de los espíritus y la materia con todos sus derivados, existe Īśvara, «el Señor» o «Dios»: un puruṣa que nunca se ha confundido con la materia; por ello, es un ejemplo para el yogin, que lo puede utilizar como objeto de culto y meditación; pero no es un verdadero Dios, porque no hace nada: es completamente inactivo, como todos los purusas. Por eso se dice a veces que el yoga clásico no es un teísmo sino un «deísmo»: filosofía según la cual hay un Dios pero que no interviene en absoluto en los asuntos del universo.

Lo más típico del yoga clásico no es su filosofía sino el estudio que realiza de la mente (citta) y del modo de controlarla (nirodha). Su objetivo es ir logrando gradualmente el autocontrol físico y mental y, en consecuencia, la concentración de la mente. Este control mental facilita el discernimiento entre la materia y el espíritu y la consiguiente liberación. El autocontrol psicofísico se realiza en ocho etapas que van de lo más exterior a lo más interior y que sistematizan distintas prácticas morales, ascéticas y místicas de la tradición de los renunciantes (los ascetas errantes que abandonaban la sociedad buscando el conocimiento liberador).

Estas etapas son las siguientes:
1. Abstinencias (yama): no violencia, veracidad, castidad, no robar, no recibir.
2. Disciplinas (niyama): pureza, contento, ascesis, estudio, entrega a Dios (Īśvara).
3. Postura (āsana) de meditación.
4. Control de la respiración (prāṇāyāma).
5. Abstracción sensorial (pratyāhāra): apartar los sentidos de sus objetos.
6. Concentración (dhāraṇā): todavía con distracciones.
7. Meditación (dhyāna): ininterrumpida.
8. Absorción (samādhi): concentración completa.

Cuando la mente completamente enfocada en samādhi contempla la diferencia entre el espíritu y la materia, la mente se va purificando, la ignorancia acaba por desaparecer y se alcanza el aislamiento (kaivalya) final.

Las etapas del yoga de Patañjali han seguido practicándose hasta la actualidad; pero normalmente se ha rechazado tanto el dualismo entre espíritus y materia como el deísmo y se los ha sustituido por un adualismo del Brahman impersonal o por un verdadero teísmo. Es decir: se ha solido conservar la parte práctica y se ha modificado la más filosófica.

lunes, 8 de enero de 2024

FILOSOFÍA DE LAS ASANAS por B.K.S.Iyengar

Las asanas, una de las “herramientas” más importantes del yoga, ayudan al estudiante sincero a desarrollarse física y espiritualmente. Los antiguos sabios creían que si pones todo tu corazón en tu práctica, te conviertes en un maestro de tus circunstancias y tu tiempo. 

diversos asanas realizados por yogacharya Iyengar


Las asanas son una de las principales "herramientas" del yoga. Sus beneficios van desde el nivel físico hasta el espiritual. Por eso el yoga se llama sarvanga sadhana o práctica holística. “Asana” es el posicionamiento del cuerpo en diversas posturas, con la implicación total de la mente y el yo, con el fin de establecer comunicación entre nuestro yo externo e interno. 

La filosofía yóguica considera que el cuerpo está compuesto de tres capas y cinco envolturas. Las tres capas son: el cuerpo causal, o karana sharira, el cuerpo sutil, o suksma sharira, y el cuerpo denso, o karya sharira. Cada individuo funciona en mente, materia, energía y conciencia pura a través de cinco envolturas. 

Estos son: la vaina anatómica, o annamaya kosha, que se ocupa con asanas; la envoltura de fuerza vital o pranamaya kosha, que se trata mediante pranayama; la envoltura psicológica, o manomaya kosha, se trabaja mediante la meditación; y la envoltura intelectual, o vijnanamaya kosha, se transforma al estudiar las Escrituras con sinceridad y discriminación. Una vez que se abordan estos objetivos, se alcanza anandamaya kosha, o la envoltura de la bienaventuranza. 

El yoga integra las tres capas del cuerpo con las cinco envolturas, permitiendo al individuo desarrollarse como un ser total. La separación entre el cuerpo y la mente, y entre la mente y el alma, entonces se desvanece, cuando todos los planos se fusionan en uno. De esta manera, las asanas ayudan a transformar a un individuo alejándolo de la conciencia del cuerpo hacia la conciencia del alma.

El viaje del yoga

El Hathayoga Pradipika es un tratado práctico sobre yoga, que se cree que fue compilado en el siglo XV. El autor, el sabio Svatmarama, da pautas prácticas a los principiantes en el viaje que deben recorrer desde la cultura del cuerpo hacia la visión del alma. A diferencia de Patanjali, que analiza la visión del alma a través de la restricción de la conciencia o chitta, Svatmarama comienza su tratado con la restricción de la energía o prana. Ver el alma a través de la restricción de la energía se llama hatha yoga, mientras que ver el alma a través de la restricción de la conciencia se conoce como raja yoga.

En Hathayoga Pradipika 4.29, el autor enfatiza la importancia de la respiración diciendo que si la mente es la reina de los sentidos, el amo de la mente es la respiración. Si se hace que la respiración se mueva rítmicamente, con un sonido controlado y sostenido, la mente se calma. En esa calma, el rey de la mente (el alma) se convierte en el comandante supremo de los sentidos, la mente, la respiración y la conciencia. Cuando aprendes a concentrarte en la respiración inhalada y exhalada, experimentas un efecto neutralizador en la mente. Esta reacción llevó a Svatmarama a concluir que el control del prana es la clave para la superaconciencia o samadhi.

En el capítulo Samadhi Prakarana del Hathayoga Pradipika, Svatmarama da vislumbres de sus experiencias de samadhi. Él dice: “Si uno aprende a no pensar en cosas externas y al mismo tiempo mantiene alejados los pensamientos internos, experimenta samadhi. Cuando la mente se disuelve en el mar del alma, se alcanza un estado absoluto de existencia. Esto es kaivalya, la libertad de emancipación”.
 
El objetivo del yoga es un estado de equilibrio y paz. Patanjali advierte al estudiante de yoga que no se deje engañar por esta tranquilidad, ya que podría conducirle a un estado de yogabhrastha o “caída de la gracia del yoga”. También dice: "La práctica del yoga debe continuar, ya que debe culminar en la visión del alma". Esta etapa, cuando el individuo se vuelve uno con el núcleo de su ser, es una etapa conocida como nirbija (sin semillas) samadhi.

Impacto del yoga 

En su tercer capítulo de los Yoga Sutras, Vibhuti Pada, Patanjali habla de los efectos del yoga. Aunque parezcan exóticos para nuestra conciencia moderna, indican el potencial de los poderes de la naturaleza humana. Estos poderes y dones espirituales deben ser conquistados a su vez. De lo contrario, se convierten en una trampa que desvía al buscador del verdadero objetivo del yoga.

Cuando el alma se libera de las ataduras del cuerpo, la mente, el poder y el orgullo del éxito, alcanza el estado de kaivalya o libertad. Este aspecto se trata en el cuarto capítulo de los Yoga Sutras, Kaivalya Pada, el capítulo sobre la liberación absoluta.

La persona que practica yoga habitualmente no se convertirá en una víctima sino en un maestro de sus circunstancias y de su tiempo. El practicante de yoga vive para amar y servir al mundo. Ésta es la esencia de la vida. Paz interior y paz exterior, paz en el individuo, en la unidad familiar, en la sociedad y en el mundo en general.


- Fuente: "Yoga, the path to holistic health" de B.K.S. Iyengar. Traducción al español por el autor de este blog.

jueves, 19 de mayo de 2022

LAS RAÍCES DEL YOGA POSTURAL por James Russell

El Yoga moderno es un híbrido compuesto de prácticas en las que las técnicas somáticas del Hatha Yoga convergen con la filosofía experiencial del camino de los ocho miembros de Patañjali.

Las clases de yoga a menudo se caracterizan por un énfasis en la realización de posturas físicas, a las que se hace referencia colectivamente con el término sánscrito “asana”.

“Asana se deriva de la raíz verbal ‘as’, que significa ‘estar presente; existir; habitar; hacer una morada en …; sentarse en silencio, permanecer… continuar en cualquier situación". – (Mikel Burley)

Recientemente se ha especulado mucho sobre el origen de estas posturas. Algunos académicos sostienen que gran parte del yoga contemporáneo son innovaciones modernas, apropiadas de la gimnasia y el culturismo victoriano a finales del siglo XIX y principios del XX. Mientras tanto, otros insisten en que las posturas pertenecen a una tradición mucho más antigua. Para muchos practicantes de yoga, asana se considera una expresión atemporal de la fisicalidad humana innata, más allá de los confines de la tradición y la cultura localizada.

Debido a que el yoga es en esencia una tradición oral y la alfabetización en la India fue durante siglos poco común, es difícil trazar el desarrollo de la vasta historia del yoga únicamente a través del análisis de textos. Además, una gran cantidad de textos se han perdido o quedan sin traducir. Los textos que tenemos ofrecen, en el mejor de los casos, un rastro de migajas de pan. Sin embargo, si seguimos el camino con cuidado, podemos obtener información fascinante sobre la evolución de la práctica.

Los primeros textos de yoga, como el Bhagavad Gita (200 a. C.) y el Yoga Sutra (350 d. C.), suelen enmarcar los asanas en el contexto de establecer una posición sentada simple para meditar. Es dentro de la tradición posterior del “Hatha Yoga”, que floreció entre los siglos XII y XVIII, que asana adquiere un papel más significativo y encontramos una variedad de posturas. Si bien no hay duda de que muchas de las posturas de yoga de uso popular hoy en día se remontan a este último camino de Hatha, no está claro si existió una tradición anterior de asanas y encontramos una brecha difícil de alrededor de 1000 años entre los Yoga Sutra un asana sentado y la variedad de asana que se encuentran en los primeros textos de Hatha.

HATHA YOGA – EL YOGA DE LA FUERZA

Antes de todo, se habla de asana como la primera parte del hatha yoga. Habiendo hecho asana, uno obtiene estabilidad de cuerpo y mente“. – (Hatha Pradipika 1.17)

Originalmente el Hatha Yoga fue una síntesis de Tantra y Ascetismo, que consolidó un amplio espectro de prácticas físicas y energéticas dirigidas a la contención de la energía sutil y la ascensión de Kundalini Shakti. Dentro de este enfoque, asana se expandió desde una posición sentada para abarcar “cualquier postura corporal que pueda mantenerse durante un período prolongado” (Burley). Una variedad de técnicas de Hatha fueron codificadas en textos de alrededor del siglo XI en adelante, que fueron plagiados en gran parte de los shastras tántricos anteriores (aún no publicados) que datan del siglo VI en adelante. Los primeros textos tántricos suelen denotar una “asana” como un “trono” sobre el que se instala una Deidad. Las posturas también se conocen como “Karana” que sugiere movimiento y “Pitha” que indica un asiento.

Aunque los textos medievales de Hatha aluden a una gran cantidad de posturas y 84 asanas clásicos, la mayoría describe o enumera algunos de esos asanas y “Mudras” (sellos energéticos) que se consideraban particularmente importantes:

Hay tantas posturas como especies de seres vivos. Solo Maheshvara (el Señor Shiva) conoce todas sus variedades. De los 8,400,000 (asanas) solo se han mencionado uno por cada 100,000. Por lo mismo, Shiva creó ochenta y cuatro asientos (pitha) para los yogis“. – (Goraksha Paddhati 1.8 – 1.9)

Quizás el texto de Hatha más famoso es el Hatha Pradipika (Svatmarama 1450), en el que, por primera vez, asana se identifica como un componente clave del sistema Hatha. Este texto fue tomado en gran parte de fuentes tántricas anteriores.

ASHTANGA YOGA DE PATAÑJALI: EL CAMINO DE LAS OCHO RAMAS

Muchos practicantes modernos toman su guía filosófica de la tradición mucho más antigua de Patañjali y su texto seminal: ‘El Yoga Sutra’ (250-350 d.C.) ‘Sutra’ significa ‘hilo’ y es una convención literaria concisa que consiste en aforismos cortos compactos con significado, que a menudo son indescifrables sin la ayuda de un comentario adicional. El Yoga Sutra describe dos métodos para que el practicante alcance el “Samadhi” – percepción clara: Kriya yoga – el yoga de la acción; y Ashtanga yoga – yoga de ocho extremidades.

Dentro del método ashtanga, asana constituye la tercera rama del yoga. Patañjali no describe ni enumera una variedad de posturas como las que practicamos hoy e incluye solo una postura: un asiento estable y cómodo.

Asana es una postura sentada estable y cómoda, la perfección se logra mediante la relajación y la contemplación del infinito, a partir de entonces, el yogui no se ve afectado por la dualidad”- (Patanjali Yoga Sutra 2.46 – 2.48)

Entonces, en el transcurso de los 196 versículos del sutra, solo 3 se dedican al método de asana, menos del dos por ciento de todo el texto. Sin embargo, los axiomas de Patañjali son profundos e increíblemente útiles: animar al yogui a relajarse en el asana mientras encuentra equilibrio y comodidad. Este enfoque es compatible con Hatha Yoga y los dos sistemas han disfrutado de una relación complementaria durante al menos cinco siglos.

Aunque Patañjali dedica una cantidad relativamente pequeña de versos a los asanas, no significa necesariamente que sintiera que los asanas no eran importantes y puede ser que estuviera restringido por el formato destilado de la convención del sutra. De manera similar, en la cuarta rama del yoga, aunque Patañjali conjetura los principios fundamentales del Pranayama, lo hace sin ofrecer detalles de prácticas específicas.

Solo con la ayuda de un buen comentario (y/o maestro) podemos comenzar a desempacar el sutra y tejer el hilo del discurso de Patañjali en un método más completo y orientado a la práctica.

VYASA Y EL YOGA BHASHYA

Podría decirse que el comentario más importante sobre el Yoga Sutra es un texto llamado Yoga-Bhashya (“Discusión sobre el yoga”) compuesto por Vyasa en el siglo V d.C. Vyasa penetró el recóndito texto del sutra y luego lo filtró a través de la lente de la filosofía Samkhya. Gran parte de nuestra comprensión del sutra proviene de Vyasa y muchos comentarios modernos son, en efecto, comentarios de Vyasa, comentarios con matices Samkhya.

Es Vyasa quien determinó lo que significaban los sutras abstrusos de Patanjali, y todos los comentaristas posteriores elaboraron sobre Vyasa… No se puede exagerar que la filosofía del Yoga es la filosofía de Patañjali tal como la entiende y articula Vyasa”. – (Edwin Bryant)

Una posibilidad intrigante es que el Bhasya y el Yoga Sutra fueran de hecho obras del mismo autor. La palabra Vyasa se puede traducir como “compilador” o “editor”. Los académicos Michel Angot y Ande Maass han planteado la hipótesis de que:

  • Nunca hubo un Vyasa, solo Patañjali, es decir, tanto el sutra como el comentario fueron compuestos por el mismo autor.
  • Los sutras y Vyasa originalmente formaban un solo texto cohesivo titulado “Patañjali Yoga Shastra”.
  • El sutra y el comentario de Vyasa fueron originalmente pensados ​​para ser estudiados juntos.

Independientemente de la identidad de Vyasa, el comentario Bhashya es un compañero nítido y erudito del sutra que arroja luz incluso sobre los versos más enigmáticos.

En el Sutra 2.46, en el que Patañjali introduce la tercera rama del yoga – asana, Vyasa nos proporciona considerablemente más información que la de Patañjali, asana sentado, y enumera un total de 12 posturas, calificando que "cuando se pueden sostener cómodamente, son llamados Asanas Yóguicas". Aunque las posturas enumeradas por Vyasa son predominantemente sentadas, tal variedad de asanas generalmente no se encuentra en fuentes textuales hasta varios siglos después.

Vyasa: "Ellos (los asanas) son los siguientes: – Padmasana, Virasana, Bhadrasana, Svastikasana, Dandasana, Sopasraya, Paryanka, Krauncha nisadana, Hasti-nisadana, Ustra-nisadana y Sama-samsthana. Cuando estas posturas se pueden mantener cómodamente, se denominan Asanas (yóguicas) “. (Yoga Bhashya 1.46)

Algunos de estos nombres pueden ser familiares para los practicantes de yoga modernos y todavía son de uso popular en la actualidad. Sin embargo, la nomenclatura de asana en el siglo V era algo diferente a la actual, por lo que puede haber alguna variación en su aplicación. Aunque Vyasa enumera las posturas, no proporciona una descripción o pautas: por lo tanto, para determinar su praxis, es necesario referirse a textos posteriores de Hatha Yoga y también a artefactos como pinturas y esculturas.

ASANAS DEL YOGA BHASHYA DE VYASA

Las primeras cuatro asanas enumerados por Vyasa se encuentran a lo largo de la literatura posterior de Hatha Yoga. En el lenguaje moderno, Bhadrasana a menudo se llama Baddha Konasana (“postura de ángulo limitado”) o postura del zapatero. Incluso hoy en día, se puede ver a los zapateros en India ejerciendo su oficio sentados en esta posición. Vijnanabhuksu, un comentarista del sutra del siglo XVI, cita al autor Vashistha como fuente de Vyasa para estos cuatro primeros asanas, lo que indica que ya eran de uso común antes del siglo quinto. Vijnanabhuksu atribuye los ocho asanas restantes a un texto llamado “Yoga-Pradipa”.

Dandasana resultará familiar para muchos practicantes. Sopasraya: la postura de apoyo se destaca porque implica el uso de un apoyo para sostener el cuerpo. El accesorio se llama ‘yogapatta’. Hay diferencias de opinión en cuanto a la forma que toma el accesorio, y algunos autores describen un bloque o tabla, que en este caso se coloca debajo de la rodilla izquierda durante la padmasana, mientras que otros indican una correa. que se ata alrededor del cuerpo para sostener las piernas. Se pueden ver ejemplos de la segunda interpretación en las pinturas de Mughal de finales del siglo XVI.

Sopasraya es particularmente significativa, cuando consideramos el uso extensivo de accesorios: correas y bloques empleados por el gurú postural moderno, B.K.S. Iyengar en el siglo XX, aproximadamente 1500 años después de la época de Vyasa.

Paryanka es una característica omnipresente de la mayoría de las clases de yoga modernas y generalmente se incluye al final de una práctica de asana y comúnmente se la denomina “Shavasana”, la postura del cadáver (que es el nombre que se encuentra en textos posteriores como Hatha Pradipika y Gheranda Samhita).

Estas 3 posturas también pueden ser de algún interés para los estudiantes modernos, ya que el yogui está dirigido a imitar las posiciones de sentado de tres animales: zarapito (un tipo de ave); elefante; y camello. Krauncha y Ustra: zarapito y camello se encuentran en varios manuales de Hatha Yoga como Kraunchasana y Ustrasana. La postura de zarapito también se llama a veces postura de garza. En este momento, no he podido encontrar ningún ejemplo de Hasti Nisadana, sentado como un elefante. (Si bien existe una postura en el uso moderno llamada “postura de la trompa de elefante”, este asana parece ser una creación reciente).

La convención de los yoguis que observan e imitan a los animales se generalizó en el Hatha Yoga y en textos posteriores encontramos una variedad de asanas con nombres de animales: por ejemplo, Bhujangasana – pose de cobra, Shalabasana – pose de langosta y Marjarasana – pose de cocodrilo (todos encontrados en Gheranda Samhita 1670.) Hoy en día hay muchas posturas con nombres de animales.

La referencia de Vyasa a los animales puede ser el primer ejemplo de yoguis que se inspiran en el comportamiento de los animales que los rodean.

Las dos últimas posturas parecen ser variaciones de posturas simples sentadas. Aunque el clásico “Sthira-sukhasana” de Patañjali se puede aplicar teóricamente a cualquier postura, a menudo se interpreta como una posición de piernas cruzadas o simplemente “sukhasana”, una postura cómoda. El diccionario sánscrito de Monier Williams ofrece una variedad de posibles definiciones para “Sukha”, que incluyen: facilidad, alegría, deleite, cielo y placer.

CONCLUCIÓN

Aunque la descripción de Patañjali de la tercera rama del yoga, asana, es bastante concisa, al estudiar el texto que acompaña al sutra, el Yoga-Bhashya, queda claro que ya en el siglo V los yoguis habían comenzado a experimentar con asana y estaban practicando al menos doce posturas distintas, predominantemente sedentes. En subcomentarios posteriores, tanto Vijnanabhikshu como Shankara Bhagavatpada destacan el uso que hace Vyasa del equivalente sánscrito de un “etc.” al final de la lista de asanas, lo que indica que puede haber variaciones adicionales de estas posturas, según lo prescrito por el Gurú/maestro. Vijnanabhikshu elabora más, afirmando que “uno debe comprender las posturas de un pavo real, etc. En resumen, hay tantas posturas como seres vivos“.

Los doce asanas de Vyasa demuestran que el aumento de una asana más allá de la convención de una simple posición sentada ya estaba bien establecido en el siglo quinto.

Incluso en la época de Vyasa podemos observar un sorprendente número de estrechos paralelos con las prácticas que se encuentran en el yoga moderno:
  • Paryanka – ej. Shavasana: la postura del cadáver, acostado en posición supina.
  • Ustra, Hasti y Kraunca: la imitación y el nombre de asana en honor a los animales.
  • Ustra – Nisadana – ej. Ustrasana - El camello: arrodillado y también agachado.
  • Krauncha – Nisadana – ej. Kraunchasana – Garza: asana asimétrica, también inclinación hacia adelante.
  • Varias posturas que requieren rotación externa de la cadera: Padmasana, Badrasana, Dandasana y Swastikasana.
  • Uso de puntales en forma de correa o bloque o ambos.
  • Combinando la práctica con Pranayama (regulación / extensión de la respiración) y meditación.

Es fácil imaginar cómo en los siglos que siguieron, el repertorio de asanas de los yoguis evolucionó naturalmente para desarrollar posturas cada vez más elaboradas. De modo que con el advenimiento de la época formativa del Hatha Yoga entre los siglos XII y XVII, asana había alcanzado un alto nivel de sofisticación.

En el Bhashya, asana se coloca en gran medida en un papel auxiliar dentro del marco más amplio del óctuple camino de Patañjali. Patañjali, y Vyasa por extensión, sitúan asana como un precursor del Pranayama y la meditación, y que a través de su perfección (‘siddhi‘), el “devoto no se ve afectado por las condiciones opuestas como el calor y el frío, etc.” No es hasta muchos siglos después, dentro del Hatha Yoga, que asana asume una posición más prominente y su papel cambia a uno de mejora física. En los textos de Hatha, la perfección de asana se considera un camino hacia la ausencia de enfermedades, la inmortalidad y un cuerpo adamantino: “la práctica de asana alivia las enfermedades y contribuye a la estabilidad, la salud y un cuerpo eficiente” (Hatharatnavali de Srinivasa). Esta disparidad es indicativa de una diferencia fundamental entre la soteriología de Hatha y Ashtanga Yoga: en Hatha Yoga (y Tantra) el cuerpo se utiliza como una herramienta para la liberación, mientras que Patañjali aboga por el desinterés hacia el cuerpo de uno y también hacia los cuerpos de los demás.

Aunque puede haber cierto grado de innovación moderna dentro de las clases de yoga contemporáneas, cuando miramos más profundamente, encontramos que también hay una gran parte que permanece inequívocamente antigua. Los múltiples asanas sentados del Bhashya pueden ser menos atractivas o visualmente atractivas que algunos de los asanas más elaborados en circulación popular actual, pero junto con la potente fórmula de Patañjali, siguen siendo una base integral en la raíz de esta gran práctica.


- Fuente: artículo original de James Russell publicado en su web. Traducido al español por el autor de este blog.

miércoles, 18 de mayo de 2022

EL YOGA MODERNO GLOBALIZADO por Mark Singleton - parte 1

Durante los primeros miles de años de su desarrollo, el yoga se limitó en gran medida al sur de Asia, es decir, la región geográfica correspondiente a los estados nacionales modernos de India, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka, Nepal, Tíbet y Bután. Aunque hay evidencia de intercambios de conocimiento y práctica del yoga fuera de esta región a lo largo de los siglos, es solo en el período moderno que el yoga comenzó a transmitirse de manera sistemática y generalizada en otras partes del mundo. A principios del siglo XXI, el yoga se había convertido en un fenómeno verdaderamente global, con clases de yoga disponibles en prácticamente todas las metrópolis del mundo, sobre todo en América del Norte, Europa y Australasia, pero también en América Central y del Sur, Oriente Medio, Asia y partes de África. Yoga es ahora una palabra familiar lejos de su lugar de origen, aunque en sus formas y modalidades modernas puede ser bastante distinta de los antepasados ​​​​del sur de Asia comúnmente invocados como su fuente y autoridad. Hay una gran variedad en el contenido y el modo de las transmisiones globales del yoga, y también en los vínculos reales o declarados con la tradición india. Este artículo considerará algunas de las etapas históricas más importantes de este proceso de globalización, así como varias de las formas en que el yoga se ha adaptado y acomodado al mundo transnacional moderno.

Sri T. Krishnamacharya
El Renacimiento del Yoga Moderno

La última parte del siglo XIX vio una reconstrucción de los fundamentos culturales y religiosos del hinduismo por parte de ciertos sectores de la intelectualidad india. Esta reelaboración de los conceptos y principios básicos de la tradición religiosa india, como resultado del encuentro con nuevas ideas y conceptos de Occidente, a veces se denomina "neo-hinduismo". La asociación cultural bengalí conocida como Brahmo Samaj, fundada en 1828 por Rammohan Roy (1774–1833), reposicionó el hinduismo como una fe universalista y racional que podía sintetizar la antigua cultura religiosa india con los conocimientos de la ciencia contemporánea, la filosofía y la religión comparada. Roy propuso una religión terrenal y utilitaria y estaba fascinado por las enseñanzas del cristianismo, en particular los principios del unitarismo (ayudó a establecer la Misión Unitaria en Bengala en 1821). También influyó en la difusión de ideas "hindúes" en el extranjero, incluso entre los trascendentalistas emersonianos en los Estados Unidos. Fue a partir de tales empresas revisionistas que tomaron forma ciertas formas modernas y transnacionales de yoga.

Keshubchandra Sen (1838–1884), quien se unió a Brahmo Samaj en 1857, fue fundamental para fomentar el diálogo entre el neohinduismo, la cultura ocultista y esotérica occidental, el unitarismo y el trascendentalismo estadounidense. También propuso nuevas formas de pensar sobre el yoga.

Hablando en 1881, Sen declaró:
Nosotros, los hindúes, estamos especialmente dotados y nos distinguimos por la facultad del yoga, que no es más que este poder de comunión y absorción espiritual [...] Agitando la varita mágica del yoga... ordenamos a Europa que entre en el corazón de Asia, y a Asia que entre en la mente de Europa, y nos obedecen, e instantáneamente nos damos cuenta dentro de nosotros mismos de una Asia europea y una Europa asiática, una mezcla de ideas y principios orientales y occidentales.

En muchos aspectos, la concepción explícitamente sintética de Sen del yoga como una fusión de Asia y Europa predijo el desarrollo posterior del yoga y sentó las bases para los influyentes experimentos realizados posteriormente por otro miembro de Brahmo, Swami Vivekananda (nacido como Narendranath Datta, 1863-1902).

En 1893, Vivekananda visitó el Parlamento de las Religiones del Mundo en Chicago y fue un éxito instantáneo. Fue adoptado por la vanguardia esotérica de la costa este de Estados Unidos y posteriormente fue autor de una serie de libros influenciados por esta audiencia y escritos pensando en ellos. Se convirtió en “el primer maestro de yoga en Occidente”. Su Raja Yoga (1896) es uno de los documentos fundacionales más importantes en la historia del yoga transnacional moderno. Es en parte una traducción de la sección de yoga ashtanga (ocho ramas) de los Yoga Sutras de Patanjali, y en parte una elaboración de técnicas prácticas de yoga. De Michelis ha argumentado que las enseñanzas de Vivekananda en Raja Yoga y en otros lugares fueron fuertemente influenciadas por las corrientes del neo-hinduismo de estilo Brahmo y representan una amalgama de esoterismo occidental, filosofía europea moderna y yoga "clásico". Vivekananda también estuvo muy influenciado por las enseñanzas del ahora famoso santo bengalí, Sri Ramakrishna, quien fue su gurú. El trabajo de Vivekananda fue formar un modelo para muchos de los experimentos globales de yoga que siguieron.

También vital para la transformación moderna y global del yoga fue la Sociedad Teosófica, una organización espiritual esotérica fundada en 1875 por Helena Petrovna Blavatsky y el coronel Henry Steel Olcott (1832-1907). Las construcciones teosóficas del yoga fueron de gran alcance y la producción literaria de la sociedad fue inmensa. No es sin razón considerable que Blavatsky pudo afirmar en 1881 que "ni la Europa moderna ni América habían oído hablar" del yoga "hasta que los teósofos comenzaron a hablar y escribir". El autor de yoga teosófico Rama Prasad, en una edición teosófica de los Yoga Sutras de 1907, incluso llegó a afirmar que cualquier conocimiento que poseían los hindúes dentro de la sociedad se debía "a su contacto con los hermanos occidentales y a la influencia de ellos". Las interpretaciones profundamente influyentes de la sociedad sobre el yoga hicieron mucho para difundir una comprensión esotérica occidental de la teoría y la práctica de la disciplina. También volvió a publicar el primer libro de estudio sobre el yoga como medicina, realizado por N. C. Paul, contribuyendo así con otro hilo significativo al desarrollo de la comprensión moderna de la función y los objetivos del yoga.

Otras figuras inmensamente influyentes en la transmisión global del yoga incluyen a: Swami Sivananda (1887–1963), quien tomó mucho del modelo de yoga de Vivekananda y cuya Divine Life Society produjo muchos folletos y libros que se distribuyeron en todo el mundo; Paramahansa Yogananda (1893-1952), quien llegó a los Estados Unidos en 1920 y luego fundó Self-Realization Fellowship y publicó uno de los libros más influyentes sobre yoga jamás escritos, la inspiradora Autobiografía de un yogui (1946); y Sri Aurobindo Ghose (1872–1950), cuyo trabajo también ha tenido un profundo efecto en las concepciones globales del yoga.

Nuevo Pensamiento, Metafísica Globalizada y Perennialismo

Swami Venkatesananda
El énfasis de Vivekananda en el universalismo y su apertura a las corrientes espirituales populares de la época hicieron que su yoga fuera muy compatible con la variedad heterogénea de creencias y prácticas que florecieron dentro y alrededor del trascendentalismo de Emerson y Thoreau, la Ciencia Cristiana de Mary Baker Eddy y la enorme popular movimiento “Mind Cure”, más conocido como “Nuevo Pensamiento”. Los elementos de estas doctrinas esotéricas populares eran omnipresentes en los manuales prácticos de yoga destinados al público lector europeo y estadounidense, y parece que se ha dado por sentado que el pensamiento positivo, la autosugestión y el marco de creencias "armonioso" de este mundo del Nuevo Pensamiento no fueron tanto contribuciones al yoga como su plena expresión. Por el contrario, se suponía en gran medida que el yoga era el depósito perenne y exótico de estas verdades recién (re) descubiertas. El trascendentalismo, la Ciencia Cristiana y el Nuevo Pensamiento promulgaron una revolución popular en las creencias religiosas personales. Muchos supuestos de lo que significa practicar yoga en Occidente hoy en día se remontan a estos comienzos. Quizás el ejemplo más claro de esta fusión de la espiritualidad popular occidental y el yoga es la gran cantidad de libros que Swami Ramacharaka escribió entre 1903 y alrededor de 1917. Ramacharaka era el seudónimo del prolífico abogado de Chicago y gurú del Nuevo Pensamiento William Walker Atkinson (1862-1932).

El yoga ha florecido globalmente dentro del marco de la “filosofía perenne”, una posición teológica que afirma que, a pesar de las diferencias a nivel de ritual, doctrina y realidad institucional, todas las religiones son una en su núcleo místico. Esta creencia, estrechamente relacionada con los compromisos “espirituales pero no religiosos” del Unitarismo, el Nuevo Pensamiento y varios movimientos revivalistas hindúes, tiene una historia con raíces en un pasado más lejano, pero que comenzó a predominar después de la Segunda Guerra Mundial, con el publicación de La Filosofía Perenne de Aldous Huxley en 1945 y El Héroe de las Mil Caras de Joseph Campbell en 1949. Las Religiones del Mundo de Houston Smith, que apareció por primera vez en 1958 como Las religiones del hombre, también promovió una visión perenneista de la religión. El perennialismo tiene una enorme vigencia mundial en la actualidad y proporciona un sistema de creencias que sustenta muchas expresiones del yoga moderno, que existen en lo que Catherine Albanese describe como “una Asia interceptada, atrapada en complejos matorrales entre pasados ​​asiáticos separados, presentes asiáticos occidentalizados y percepciones polisémicas estadounidenses. .…”


- Fuente: escrito publicado por Mark Singleton en "Yoga the Art of Transformation". Traducido al español por el autor de este blog.