martes, 10 de mayo de 2022

EL HOMBRE EN EL YOGA por Fernando Tola - parte 2

EL TRANCE COMO MEDIO DE ESCAPAR DE ESTA REALIDAD Y ALCANZAR LO ABSOLUTO

Durante esta vida es únicamente en el trance que se puede salir del ámbito de esta realidad contingente y entrar en el dominio de lo Absoluto trascendente. Y asimismo es únicamente mediante las prácticas yóguicas que se puede producir el trance. El Yoga es el método o técnica del trance en la India. Y de ahí la primerísima importancia que el Yoga tiene en la cultura india, dado el rol preponderante que el trance tiene en sus doctrinas filosóficas y religiosas como el medio más adecuado o único para llegar al conocimiento de la Verdad.

EL TRANCE YÓGUICO

El trance yóguico, que consideramos semejante o idéntico al trance de cualquier mística, consiste fundamentalmente en la represión total y absoluta de los procesos o funciones mentales. Esta es la meta suprema del Yoga: yogash cittavrttinnirodhah (Yoga sútra I, 2). En ella el ‘veedor’, es decir el espíritu, se establece en su verdadera y auténtica naturaleza: tada drastuh svarúps'- vasthanam (Yogasútra I, 3). Es el aislamiento, el kaivalya.



EL MÉTODO PARA PRODUCIRLO 

En el libro primero sútra 12 Patañjali señala los dos medios para producir el trance, es decir la represión de los procesos mentales: el desapego (vairagya) y la estabilidad de la mente (abhyasa) El desapego consiste en la eliminación del deseo y la aversión, en la actitud de indiferencia frente a todo. La estabilidad de la mente, en el plano emocional, consiste en la serenidad de la mente, en la disminución, en volumen e intensidad, de la vida de los sentimientos. En el plano intelectual consiste en la concentración intensa y prolongada de la mente en alguna entidad, en fijar la atención en esa entidad y no permitir que la mente se aparte de ella. Es el samadhi, al cual luego nos referiremos más en detalle. 

La serenidad, la concentración y el desapego se ayudan y fortalecen mutuamente. La serenidad y la actitud de desapego son necesarias e incluso imprescindibles para que pueda producirse la concentración de la mente. Conseguir la concentración será sumamente difícil e incluso imposible para un hombre lleno de inquietudes y agitaciones, de odio, de codicia, de deseo sexual. Pero de los medios igualmente necesarios que Patañjali señala para alcanzar el trance, es la concentración de la mente en una sola entidad, la que en forma directa e inmediata lo producirá. 

En el libro segundo sútras 29 - 55 y primeros sútras del libro tercero, Patañjali amplía las indicaciones respecto al método que ha dado en el libro primero. Es el método de los ocho miembros. Ellos son:

1. Los yama o abstinencias que son: no hacer daño, decir la verdad, no robar, castidad y renunciamiento. 

2. Los niyama u obligaciones que son: la limpieza corporal, la satisfacción, las penitencias o ascetismo, el estudio y la devoción al Señor. El estudio comprende, según el comentador Vyasa, la repetición de la sílaba sagrada OM y la lectura de libros piadosos. La devoción al Señor consistirá en centrar la vida, emociones y pensamientos en el Señor, olvidándose de todo lo que no sea él, y si se quiere, en hacerlo objeto de la concentración de la mente con preferencia a cualquier otro objeto. 

Debemos hacer notar que las normas, que constituyen las abstinencias y obligaciones antes señaladas, son únicamente medios para producir en el yoguin la actitud de desapego necesaria para la obtención del trance. No son recomendadas por su valor moral intrínseco, ya que para el Yoga la moral no es un fin en sí, sino un medio más al servicio del trance. El Yoga está al margen de lo bueno y de lo malo, puede ser calificado de amoral. 

3. Los asanas o posturas que es lo más conocido del yoga anémico que Occidente ha importado de la India. 

4. El pranayama o control de la respiración, mediante el cual el yoguin regula la cantidad de aire que ingresa a sus pulmones y por consiguiente la oxigenación de la sangre y del cerebro. La menor oxigenación del cerebro traerá consigo un debilitamiento de la conciencia. 

5. El pratyahara o control de los sentidos, en virtud del cual los sentidos se separan, se alejan de sus respectivos objetos, no entran más en contacto con ellos. Es una consecuencia de la concentración de la mente. 

6. La dharana o fijamiento de la atención que consiste en fijar la mente en un solo y único punto: un punto del cuerpo, algún objeto luminoso, la imagen de Dios, un símbolo religioso. 

7. El dhyana o meditación, en virtud de la cual el yoguin solo permite que crucen por su mente ideas que se relacionan con la entidad en que su atención se ha fijado. 

8. El samadhi, que se diferencia de los dos anteriores solo en intensidad y profundidad. Es un acto de atención exacerbado. La mente “se absorbe” en el objeto en que se ha fijado. El objeto llena toda la conciencia. Una sola idea reina en ella, aquella que corresponde a dicho objeto. Este proceso se va realizando gradualmente, haciendo cada vez más intenso y profundo el grado de concentración. En virtud del “mono-idealismo”, que la concentración trae consigo, las funciones de la mente cesan, no se dan ni ideas ni raciocinios ni sentimientos ni voliciones ni recuerdos; los sentidos dejan de actuar y los olores, los sudores, los sabores, las formas desaparecen, el mundo externo deja de afectar al yoguin, no llega a él, ha sido eliminado; él mismo deja de percibirse, de sentirse, de vivirse; el yoguin está completamente calmo, sereno, inalterable, sólo frente al objeto que brilla ante él con una presencia extraordinaria. Un instante más y el mismo objeto desaparece y el yoguin se sume en un estado de vaciedad y aislamiento total y absoluto. Está en samadhi, ha entrado en trance. 

INTERPRETACIÓN DE LO QUE SUCEDE EN EL TRANCE

Si hasta este momento nos encontramos en el plano de la experiencia, lo que sucede en el trance es ya objeto de especulación y escapa a la constatación y a la prueba. El estudio científico del Yoga tropieza aquí con un limite que no le es posible franquear. Para el Samkhya Yoga en él tiene lugar el aislamiento del espíritu, en sí mismo, al margen de la materia. Para el Vedanta en el trance se realiza la reedificación, la re-unión del espíritu individual con el espíritu universal. Para las corrientes devocionales (bhakti) el trance produce la unión amorosa del alma con Dios. 

FENÓMENOS FISIOLÓGICOS QUE ACOMPAÑAN EL TRANCE

El trance trae consigo una serie de fenómenos de carácter fisiológico. Pueden llevar al yoguin a un estado letárgico, cataléptico, comático, cercano a la extinción, en que se reducen al mínimo las manifestaciones de la vida, como la circulación sanguínea, la respiración, la sensibilidad, etc. Son fenómenos que también ocurren con los místicos de otras culturas. Este estado, que se produce en el yoguin durante el trance, ha sido comparado con la hibernación de ciertos animales. Braid ya en 1580, en un pequeño tratado sobre la Hivernación humana (Human invernation) señaló la similitud. 
Evans Wentz (Tibetan Yoga p. 27) y Mircea Eliade (Yoga p. 61) también se refieren a ella. Es este estado letárgico, cataléptico, comático cercano a la extinción, como dijimos, voluntariamente producido en si por el yoguin, lo que permite a algunos de ellos permanecer enterrados durante muchas horas y días con un reducido volumen de aire. 

HARIDAS 

Es la famosa historia del yoguin Haridas que vivió a mediados del siglo pasado. Dasgupta, el autor de la Historia de la Filosofía de la India (en cinco volúmenes), lo llama el Santa Haridas en su obra sobre Misticismo Hindú (Hindu Mysticism p. 75). Durante una de sus pruebas en la corte del Mabárája Ranjit Singh del Penjab, Haridas permaneció enterrado durante cuarenta días, al término de los cuales fue reanimado por sus discípulos mediante una serie de operaciones, como aplicación de compresas calientes, frotaciones, etc. El experimento fue cuidadosamente vigilado por soldados y no afectó en nada la salud y el vigor de Haridas, ya que pocos días después se escapaba con una de las mujeres del harem del propio Mahárája (Hauer, Der Yoga p. 272). 


Fuente: artículo publicado originalmente en la revista "San Marcos".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.