Durante zazen la respiración es esencial; es tranquila y establece un ritmo lento, potente y natural. La espiración es larga y profunda. Los maestros la comparan a menudo al mugido de una vaca. La inspiración, más corta, surge naturalmente. Esta espiración lenta, tranquila y profunda barre las complicaciones de la mente. El espíritu se vuelve claro como un cielo sin nubes.
De igual manera que la respiración exacta sólo puede surgir de una postura correcta, la actitud del espíritu resulta naturalmente de una profunda concentración sobre la postura y sobre la respiración. En zazen, las imágenes, los pensamientos, las formaciones mentales surgidas del inconsciente pasan como nubes en el cielo y se desvanecen naturalmente. Al no alimentar los pensamientos personales, surge la conciencia hishiryo, por encima del pensamiento. Es la vuelta a la condición original del espíritu.
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postura zazen |
Zazen es sin meta, sin fin, por encima del provecho personal (mushotoku = vairagya). El zen mahayana pone el acento en el aspecto altruista de la práctica. Zazen se practica para y con todas las existencias y todas las existencias practican con nosotros.
Mushotoku quiere decir: el espíritu que no quiere obtener nada, el espíritu que no se apega a ningún objeto y no pretende ni beneficio ni resultados. Sin ese estado de espíritu, el zazen no es auténtico.
La actitud justa consiste en dejar pasar todas las cosas, concentrándose en la acción inmediata, sin egoísmo. En última instancia abandonar es el mayor éxito. Mushotoku es obtener todo el cosmos.
Si comprendeis que zazen es la Gran Puerta de la Ley, seréis semejantes al dragón cuando penetra en el agua o al tigre cuando regresa a lo más profundo de su selva (Dogen).
Fuente: “Zen” - Michel Bovay, Laurent Kaltenbach y Evelyn de Smedt
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